Jessica Sobrino sonríe casi a disimulo. Parece nerviosa porque está por saltar a la pileta panamericana, a conquistar ese espacio azul que refleja su silueta y que parece interminable ante el eco de las tribunas.
En su vestuario tiene impreso un firmamento con una estela que envuelve parte de cintura y asemeja la estela de una estrella. Jessica toma su lugar en el grupo. La capitana Nuria Diosdado las alienta y las tranquiliza. Todas están serenas en espera de su rutina en el agua.
Adriana Luftus, la entrenadora, la arquitecta de la rutina, se frota las manos y las invita a tomar su lugar. Canadá, el rival eterno de la zona de América, se muestra en su turno y parece que es primero con una sincronía casi perfecta. Sus puntuaciones arriba.
Suman 27.3000 en la ejecución, 36.1333 en la impresión y 27.3000 en la dificultad. Al final un total de 90.7333 que sumados al puntaje de la rutina técnica (88.9398) se colocan en primero. Falta lo que hagan las mexicanas.
Jessica no mira el puntaje, se concentra y sale a escena. La voz del científico Stephen Hawking y el tema principal de la música de los Juegos Paralímpicos de Londres 2012 es lo que hace que el inmueble estalle.
Toman sus posiciones y a despegar. Betzabé Jiménez reta la gravedad, un giro espectacular y las tribunas del Centro Acuático de la Villa Deportiva Nacional se prenden.
Bajo el tema del “Universo, un mundo inexplorado”, el conjunto mexicano acompaña su rutina de alto grado de dificultad jamás realizada, pero que la entrenadora Adriana Loftus y la internacional exnadadora ucraniana Anna Voloshyna decidieron desplegar.
Regina Alferez, Teresa Alonso, Luisa Rodríguez, Jessica Sobrino, Ana Soto, Amaya Velázquez, acompañadas por la experimentada Nuria Diosdado y Betzabé Joana Jiménez, lucen en la pileta panamericana.
“No dijimos nada en especial, sólo a disfrutar. Que nadaramos para nosotras y nada más”, dice Jessica Sobrino. Así lo hicieron, porque sus familias y el público en las gradas sólo esperaron hasta verlas ejecutar su rutina.
Son aquellos tres minutos que se hacen eternos, sus piernas se tensan por el esfuerzo y deben reflejar alegría en el rosto. Adriana Luftus se entusiasma y aplaude cada movimiento.
“Nos emociona ver este escenario. Fue algo maravilloso porque disfrutamos lo que hicimos. El tema de la llegada del hombre a la luna simplemente nos encantó y por eso decidimos llevar la temática a la alberca”.
El público se emociona al verlas brincar y moverse. Las transiciones bien hechas y las posiciones de piernas de ballet estilizadas para no perder el ritmo.
“Debemos ser muy creativas y no perder las posiciones, es de muy alto grado de dificultad. Siempre hay nervios, pero estuvimos tranquillas antes de salir. Tratamos de disfrutarlo mucho y competir contra nosotras mismas”.
Al final reciben calificación de 26.8000 puntos en ejecución, en impresión artística reciben 35.3333 y en grado de dificultad 26.7000 para totalizar 88.8333, que agregados a la rutina técnica (86.2910) alcanzan 175.1243. La plata es de ellas. Es una medalla que parece estar destinada a ellas.
Sin embargo se van con sinsabores. Plata sí, pero plaza olímpica no. Ahora a preparar el Preolímpico del año próximo para consumar su sueño y el de sus compañeras de acudir a Juegos Olímpicos Tokio 2020.
“No faltó nada. Se trabajó en equipo, se dio el esfuerzo y nadamos con el corazón”. Lima (NOTIMEX)