Las Vegas Baseball League: El control... un amigo siempre bienvenido

Por Roberto PELÁEZ

 

¿Usted es de los que sigue el beisbol? Si su respuesta es afirmativa entonces debe saber que los expertos consideran el pitcheo el 75 por ciento de un juego de pelota.

Precisamente por lo anterior cada uno de los equipos que interviene en las temporadas de Las Vegas Baseball League (LVBL) presta especial interés en disponer al menos de un pitcher de cabecera, un hombre en que se deposita confianza para que ‘guie la nave a buen puerto’.

Como casi todo lo que gira en torno al beisbol tiene que ver con la polémica, algunos manejadores se inclinan por pitchers de significativa velocidad, capaces de hacer envíos por encima de las 90 millas por hora, mientras otros prefieren a los tiradores de buen control.

Algo si está claro, no todo depende del pitcheo, definitivamente para ganar hay que hacer carreras (la mayoría de las veces bateando), y también es importante contar con buena defensa... dicho de otra manera se trata de conjugar pitcheo, ataque y defensa.

Cuando se habla de efectividad en el pitcheo, en las bien llamadas Grandes Ligas sobresale con letras mayúsculas el derecho Greg Maddux, un lanzador de control excepcional, a tal punto de ‘trabajar’ un partido de nueve entradas con sólo 76 pitcheos (63 de ellos strikes). Mejor ni mandado a hacer. Económico en grado sumo.

Los pitchers que ‘descansan’ en el buen control se distinguen también por dar o conceder muy pocas bases por bolas. En la temporada de 1997 Maddux lanzó 232,2 entradas y otorgó 20 boletos. Claro, hablamos de uno de los mejores pitchers de todos los tiempos.

En Las Vegas Baseball League por varias temporadas el equipo Caribeños implantó su primacía en la división o llave élite. A decir de su manager Lázaro Almuiña el equipo era muy parejo, un pitcher estelar, buena defensa (sobre todo en la línea central), y bateo oportuno.

Un partido tras otro, cada domingo, a modo de piloto automático, Almuiña depositaba su confianza en el derecho Ariel Ramos, de velocidad aceptable, y buen control.

Ramos por supuesto contaba con un catcher como José Armenta, un short stop de la calidad de Willy Tavera, un antesalista como Víctor Peinado, guardabosques que cubrían mucho terreno... en el caso de Tavera vale significar no sólo su inteligencia a la defensa, también algo que no va a los números, la experiencia, su capacidad de liderazgo.

Ramos en una temporada, y otra, y otra, demostró su valía como pitcher para Caribeños, fue parte importante de muchos éxitos, apoyado sobre todo en el control, en su facultad de poner la pelota donde era más difícil para sus rivales... de eso se trata.

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