Escaramuzas... Las charras mexicanas que se abren paso con valentía

Con su elegancia y valentía, las escaramuzas o mujeres charras de Jalisco, estado del occidente de México, se abren paso con una escuela que entrena a niñas y adolescentes en la charrería, considerado un deporte nacional usualmente dominado por hombres.

La escuela abrió sus puertas de manera formal a principios de septiembre, mes de las fiestas patrias de México, y es la primera avalada por el gobierno estatal en un esfuerzo por inculcar en las más jóvenes el amor por las escaramuzas, una rama de la charrería que es practicada solo por mujeres.

Esther Venegas, de San Martín de Hidalgo, Jalisco, contó que desde pequeña monta a caballo y hace unos cuatro años se animó a ser escaramuza. El amor por la charrería la llevó a impulsar la escuela y rápido tuvo una respuesta, de niñas que ya conocían este deporte, y de quienes se acercaban por primera vez a él.

“Aunque es una variante de la charrería, las escaramuzas tienen su propia identidad y sus propias suertes o ejercicios que requieren de valentía, un amplio conocimiento de los caballos, habilidad para dirigirlos y mucha coordinación”, precisó.

“Con todos los ejercicios se conforma una rutina que nos da puntos en las competencias, lo más importante es tener el valor para andar a caballo”, explicó.   

Venegas tiene la sonrisa y la sinceridad de las mujeres de pueblo, en donde la charrería tiene su espacio natural, pues en sus orígenes, a inicios del siglo XX, se practicaba en las haciendas y ranchos de Jalisco, como una actividad de entretenimiento entre los hacendados y sus trabajadores. 

La práctica se extendió a otras entidades del país, y llegó a las ciudades. 

En los últimos años, sus practicantes crearon organizaciones para profesionalizar este deporte, declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco en 2018.

Dos o tres veces a la semana, una decena de niñas entre 10 y 15 años se alistan para ir al lienzo charro de San Martín de Hidalgo.

Las niñas han hecho suyo este rodeo, se realizan las charreadas o jornadas de charrería.

En vez de llevar un maletín con sus aditamentos deportivos, las chicas llegan al lugar en una camioneta con un remolque. Dentro está su caballo, su compañero, y a quien deben, en parte, su buen desempeño en el equipo.

Las alumnas se ponen su ropa de entrenamiento, espuelas, botas y peinan su largo cabello, mientras sus padres colocan los protectores en las patas de los caballos y la albarda, una silla de montar especial para que las escaramuzas puedan sentarse de lado y realizar los movimientos sin caer.

El rodeo está dividido en cuatro cuartos deben ir y venir desde las orillas al centro, realizar floreos, círculos o las llamadas “coladeras”, en las que cuatro escaramuzas se cruzan a toda velocidad. Guadalajara (EFE)

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