Vargas... un hombre y tres mujeres

Por Roberto PELÁEZ

El espigado Luis Vargas recuerda la primera vez que vio una obra de teatro, allá en su natal Victoria de Durango... “creo que los ojos se me pusieron como naranjas, acota, y me dije que aquello me encantaba, que yo podía hacerlo”, enfatiza.

“Otro acontecimiento que no puedo olvidar, agrega, es mi encuentro con Vicente Díaz, entonces aunque había hecho algunas preguntas, no sabía que algunas personas ensayaban y presentaban piezas de teatro en español... pero conocer a Vicente y ‘meterme’ de lleno en ese mundo fue casi lo mismo.

“Él ‘descubrió’ en mi algo en lo que ni yo mismo había reparado, que podía escribir, hacer versiones de algunas obras, y hasta convertirme en uno de los personajes, o en más de uno”, destaca Vargas, que cuando platica de teatro siente que la carne se le pone como piel de gallina.

“Si tengo que platicar de Vicente debo mencionar su amor por el teatro, es incansable, perfeccionista, pierde fácilmente los estribos con quienes a pesar de los días no se aprenden el guión, se les olvida lo que deben decir... eso para él es casi imperdonable, no hay dudas de que es un tipo tremendo, un loco por el teatro”.

El duranguense Vargas trata por todos los medios de aprender lo más posible del colombiano Díaz, escucha, lee, ensaya, repite, vuelve a intentarlo, pregunta.

“El rescate”, “Se vende una burra”, “La otra posada”, “El loco de moda”, “Ella, mi amante y mi señora”, son las piezas que Vargas junto a otros artistas presentan en el Centro Cultural Winchester, además de la reposición -a solicitud del público- de “Se vende...”, todo ello como parte del quehacer del grupo Inarte que funda el entrevistado.

“Fue sin dudas un excelente momento para el teatro, aprender de Vicente, poder formar un grupo, estrenar algunas piezas... ya le digo, la experiencia del teatro es algo tremendo, trabajar a  unos pocos metros del público, ser varios personajes, escuchar los aplausos, es como tocar el cielo con las manos”, comenta.

No puede evitar emocionarse cuando habla de Inarte “la vorágine del trabajo, horarios distintos, ahorita esto del Coronavirus, lo estropea todo, pero no descarto la idea de un día volver a reunirnos Luis Morales, Roberto Franco, Lilian Aguilar, Maribel Cervantes, Mónica Meza, Ana Reyes, Narciso Sáenz, Marilyn Montiel, Jesús Medrano, Abraham Colin, Adriana, Teo y yo mismo para ensayar y actuar... es como una asignatura pendiente”.

Cuestionado sobre “Ella, mi amante y mi señora”, Vargas no puede evitar la carcajada “a la gente le gustó mucho la obra, quizás alguien del público se vio retratado en el personaje principal, le pareció conocido, se imagina, yo con tres mujeres, con este cuerpo tan ‘hermoso’ que tengo”, dice y vuelve a sonreír. 

 

Mira el reloj y a modo de despedida señala: “sé que en El Mundo publican bastante sobre teatro, es que es algo hermoso, cuando volvamos a ensayar lo voy a invitar”. Se pone la mascarilla, levanta la mano derecha y dice adiós.

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