La guatemalteca Hilda Ramírez abandonó la iglesia donde estuvo refugiada cinco años y dice que ‘sobrevivió’ al exmandatario Donald Trump, pero la pesadilla no ha terminado, el presidente Joe Biden incumplió su promesa de ayudar al Movimiento Santuario.
Un permiso temporal le permitirá una vida libre durante el próximo año en Austin (Texas) mientras se tramita una visa humanitaria a su nombre.
Hilda cruzó la frontera desde México sin papeles hace siete años y medio, con su hijo Iván. Juntos estuvieron en un centro de detención durante 11 meses y antes de pedir en 2016 “santuario” en la Iglesia Presbiteriana St. Andrew en Austin, guarda un recuerdo horrible de aquella experiencia.
La mujer está muy agradecida a la comunidad de la iglesia que la acogió, refugió y brindó asesoramiento, pero no del presidente, que, a su entender, incumplió su promesa.
Su abogada, Stephanie Taylor, declaró a Efe que la libertad de Hilda se debe a la presión de la comunidad y al Movimiento Santuario.
El Secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, anunció en un comunicado que ya no se impondrán multas a los indocumentados que no hayan acatado las órdenes de salida y se hayan refugiado en santuarios. Las multas, de cerca de medio millón de dólares por persona, eran “medidas punitivas ineficaces e innecesarias”, señaló.
La medida, junto a los alivios migratorios recibidos por Hilda Ramírez y otras mujeres, es un triunfo de la perseverancia y lucha de la comunidad, dijo Carmen Zuvieta, de la Austin Sanctuary Network. Chicago (EFE)
