Andrés Padilla; cuando los sueños tienen alas

Por Roberto PELÁEZ

- Mamá, mamá... que tienen  los aviones por debajo, en la barriga.

- No sé hijo, por favor cuando termines de jugar guarda todos tus aviones en aquella caja de cartón.

Andrés Padilla no es el mismo de hace tres años, más alto, fuerte físicamente, cuesta trabajo reconocer en él al adolescente tímido que con voz baja responde preguntas para los lectores de El Mundo, sin embargo el optimismo y la confianza de entonces lo ‘delatan’... no tengo dudas, es el mismo, solo que se ha convertido en un joven vinculado a ciencias nucleares, algo que tiene que ver con cohetes, dice un amigo común.

Hay cosas que me gustan mucho, cuenta entonces el niño-hombre, aparte de los tacos, la música de mariachi -porque tiene que ver con nuestra cultura-, pilotear aviones, ayudar en casa y a los vecinos, cargarles los mandados, resalta. Sabe, apunta, soy un enamorado de los aviones. No tengo dinero, pero aspiraciones y deseos no me faltan, afirma. Quiero hacer de mi vocación mi primera novia, comenta, y se sonroja.

Transcurre el tiempo y bien dicen que el triunfo es de los que se sacrifican, el jovencito de Las Vegas obtiene una beca en la Universidad de California Los Ángeles (UCLA), y los meses que se avecinan -en que muchos vacacionan- sorprenderán al entrevistado junto a prestigiosos científicos en un laboratorio nuclear, aprendiendo, asevera, para mi es imprescindible aprovechar cada minuto al lado de esas personalidades, es como volar, dice sonriente.

Entonces, ¿ya no tocas la guitarra? Sí, bueno, la guitarra no, el guitarrón, este primer año en UCLA es increíble, y me alegra pertenecer al grupo Mariachi de Uclatlán, ya junto a los demás músicos hemos competido en festivales de mariachis, es muy divertido, ya sabe que me gusta mucho, lo disfruto. 

- ¿Qué estudias? 

- Ingeniería aeroespacial, quizás no pueda tener nunca la cantidad de horas de vuelo con que soñaba, pilotear aviones, abunda, sin embargo tal vez por mi profesión esté más ligado a los cohetes... pero como le dije antes ahora debo aprender, aprender y aprender.

Antes de entrar a tomar clases en UCLA el entrevistado estudia en Moreno Valley College, en California, adquiere las herramientas necesarias para dar lo que llama ‘el gran salto’, adentrarse aún más en un mundo que lo fascina desde niño y averigüe que tienen los aviones en la barriga.

 

Cuando conozco a Padilla cursa la preparatoria en Rancho High School, y de él opina el profesor Isaac Barrón: siempre lo recuerdo, ahorita tiene una trayectoria emocionante, trabaja mucho para conseguir sus objetivos, estoy muy orgulloso de sus resultados y ojalá pudiera decir que forma parte de mi familia... no todos los días uno tiene un familiar ingeniero espacial.

 

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