Carta abierta a Jason Scalley, graduado con honores

           “Las personas que están lo suficientemente locos como para

           pensar que pueden cambiar el mundo son quienes lo hacen”.

                                  Steve Jobs

Por Roberto PELÁEZ

Jason, estas líneas tal vez te sorprendan, pues nos hemos visto unas cinco o seis veces, sin embargo de tus resultados en el deporte, en el teatro, en la escuela, se habla mucho en las oficinas del periódico... tus padres y tu abuela viven muy orgullosos de ti, por lo que nuestro equipo de trabajo está muy al tanto.

Acabas de graduarte con honores y quiero preguntarte: ¿qué diferencia a un estudiante que concluye la enseñanza de high school de otro alumno que también se gradúa?

Creo que la respuesta tiene que ver con el talento, la entrega, con el proponerse cosas y llevarlas hasta el final, continuar adelante aun cuando alguien pueda pensar que vas a abandonar. Y es que todo se logra con talento y trabajo. Ese es tu caso. No por gusto te graduaste con medallas y honores.

Sé que hay muchas cosas relacionadas con los estudiantes que los exámenes no miden, como la vocación, la entrega, el desvelo, y muchas veces nos sorprendemos en el periódico platicando de tu medalla de oro en la competencia de lucha, y de tus actuaciones en diferentes piezas teatrales.

Debo decirte que valoramos mucho tu talento artístico, tu habilidad para trabajar en equipo, para expresar tus opiniones, para desdoblarte en diferentes personajes; conocemos de tu inconformidad y de cuánto te exiges con el objetivo de ser cada vez mejor o llegar más lejos. Esas, no lo dudes, son características de personas especiales. Te felicito.

Como soy mucho mayor que tú y sé que vas a comenzar una carrera universitaria, te aconsejo que confíes en ti, no importa lo que piensen otros; recuerda que nunca se ha logrado algo sin una cuota de entusiasmo. Ante ti se abre un mundo de posibilidades, puedes llegar tan lejos como quieras, entonces pregúntate con frecuencia si lo que haces hoy te acerca al lugar donde quieres estar mañana. 

Sólo tienes, Jason, que empeñarte cada vez más en ser mejor persona, mirar siempre adelante y tener valor para hacer lo que desea tu corazón. El triunfo es de quienes tienen la capacidad de sacrificarse y lo hacen.  Tú, mi joven amigo Jason, tienes todas las herramientas y el deseo para hacer realidad tus sueños, para llenar de orgullo a quienes te conocen.

Un apretón de manos y mis mejores deseos.

 

 

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