Destitución del Superintendente provoca comentarios que insisten en la calidad de la educación

Por Roberto PELÁEZ

La decisión de la mesa directiva del Distrito Escolar del Condado Clark (CCSD, por sus siglas en inglés) sorprendió a muchos: Jesús Jara fue destituido de su cargo de superintendente. Una decisión que ‘levanta ronchas’ y sus consecuencias pueden afectar al estudiantado.

El  jueves 28 de octubre Irene Cepeda, cerró filas junto a Danielle Ford, Linda Cavazos y Liza Guzmán, emitió su voto y éste inclinó la balanza en favor de poner fin al contrato de Jara, quien llegó a mediados del 2018, luego de dejar su puesto de superintendente adjunto de Escuelas Públicas del Condado Orange en Orlando, Florida.

Tras conocer la votación Jara significó: “Es importante dejar sentado que mi prioridad ha sido trabajar con el objetivo de mejorar el bienestar de nuestros estudiantes”, y subrayó: “algunos miembros de esta mesa directiva quieren continuar, tratar de dirigir las operaciones del CCSD, controlarme y perjudicar al personal, yo me he dedicado a proteger al personal de los excesos y la interferencia”.

Antes de abandonar la reunión tuvo tiempo además para indicar: “La mayoría de los integrantes de esta mesa directiva no comparte la misma visión para esta comunidad y tengo la certeza de que los niños van a sufrir”.

La votación tuvo lugar horas del inicio de la junta de la mesa directiva, se escucharon comentarios públicos, algunos en defensa del hoy ex superintendente, y otros que resultaron críticas a su desempeño.

Se dedicó tiempo a escuchar a Lola Brooks, quien funge como miembro de la mesa directiva y se mostró partidaria de posponer el cese del contrato de Jara hasta enero del 2023, sin embargo esto no procedió.

El despido de Jara tiene lugar pocos meses después de que la misma mesa directiva extendiera su contrato hasta el 15 de enero de 2023; la decisión para extender el contrato concluyó en una votación dividida, con Guzmán, Ford y Cavazos, en contra.

Jara devengaba un salario anual de $320,000 dólares, su contrato de trabajo deja sentado que, en caso de cese por conveniencia por parte de la mesa directiva, “se le deberá pagar el salario íntegro y el equivalente monetario de los beneficios de empleado que se le adeuden en lo sucesivo hasta el final del plazo o la extensión de este acuerdo”.

Algunos padres expresaron sus opiniones: “en mi opinión pesaron más intereses personales para poner fin al contrato del superintendente que los problemas educativos que enfrentan nuestros hijos, da la impresión de que cuidaron mucho el caldo y se quemó la carne”, manifestó Leo Juárez.

“Ahorita le van a pagar al ex superintendente un dinero que mucha falta le hace a las escuelas y a los estudiantes, más aun cuando no acabamos de salir de la pandemia y todo lo que nos afectó, creo que es más importante centrarse en la calidad de la educación, en el aprovechamiento de los estudiantes, en las condiciones que presentan algunas escuelas”, sostuvo Lupe Estrada, madre de dos niños que estudian en educación primaria o elemental.

Justo es consignar que Jesús Jara dirigió el  Distrito Escolar del Condado Clark en medio de la pandemia, y durante ese periodo -desde marzo del 2020- encaró críticas relacionadas con la comunicación, decisiones relacionadas con COVID-19, continuas dificultades operativas, a lo que se unió la significativa escasez de personal, y deficiencias; en instalaciones escolares.

Integrantes del gabinete ejecutivo de Jara, entre ellos el director financiero Jason Goudie, y Brenda Larsen-Mitchell,  superintendente adjunta, habían firmado recientemente una carta en la que le brindaban al superintendente un apoyo inquebrantable.

Padres y personas que lideran grupos locales interesados en la calidad de la educación, han aprovechado las redes para emitir diferentes criterios.

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