Primero de diciembre, Día Mundial de lucha contra el SIDA

Por Roberto PELÁEZ

Iván Rodríguez tiene unos inmensos deseos de vivir, como cualquiera, diría usted, pero debo hacer la salvedad de que este joven panameño, asentado en Estados Unidos desde 1989, fue diagnosticado cero positivo, o sea, hace más de dos décadas convive con el virus del VIH, se resiste, lucha, y habla con la gente para llamar la atención sobre el cuidado que es preciso tener.

Mi mensaje es que uno debe luchar por sus sueños hasta lograrlos, dice, me hice ciudadano en el 2012 y voté, que era una de mis grandes aspiraciones, resalta, de inmediato subraya, yo voté por Barack Obama y en el 2016 le daré mi voto a Hillary Clinton... quien atienda los intereses de los hispanos me tiene a su lado, destaca.

Parte de su historia

En Panamá escucho hablar mucho de Estados Unidos, rememora, mis amigos y yo queríamos venir, me propuse viajar y lo hice, llego a Miami en 1989 y debo decirlo, entonces conozco lo que llamamos América y me enamoro del país; cuando mi visa de turista llegue a su término, pienso, no me voy a ir, dicho en otras palabras, quiero quedarme, recuerda.

Comienzo a trabajar como fotógrafo en una revista, voy a muchas fiestas, tomo miles de fotos, conozco a personalidades del mundo de la farándula, viajo a varias ciudades, comenta a El Mundo en entrevista exclusiva. Me encanta mi labor, la disfruto, me permite conocer a mucha gente e ir a muchos lugares, sostiene.

Nueva York, Chicago, Los Ángeles, Orlando, Nueva Orleans, son algunas de las ciudades que visito por cuestiones de trabajo, precisa, debo ir a tomar fotos para la revista.

En 1992 inicio mis gestiones para obtener la residencia de este país, cuenta, y entre los trámites exigen un examen de sangre, luego de esto me comunican que soy cero positivo, tengo el virus del VIH, algo que nunca había escuchado, abunda. Hay poca información a principios de los 90, al menos para mi, sobre el VIH, el SIDA, no es como en estos momentos en que se educa a la gente sobre la enfermedad, hay pruebas, folletos, eventos..., resalta,

Se imagina, en aquella época, hace más de 20 años, entonces soy muy joven, no hago ningún caso, explica, o sea, no presto atención... eso que dicen no puede pasarme a mi, me digo; entonces sigo igual, trabajando, viajando, mis fotos, y no tardan en aparecer las llamadas enfermedades oportunistas, fiebre, diarreas, pierdo peso, pero ni imagino que tienen que ver con el virus.

En 1995 me hospitalizan, enfrento cuatro enfermedades, incluida neumonía; desde mi cama miro las luces de neón y me invaden muchas preguntas: ¿qué tengo, qué pasará conmigo, voy a morir tan joven? Me resisto a creerlo.

Una de las cosas emocionantes es cuando me visita mi amigo Billy, apenas platicamos, acota, y me deja sobre la cama un libro, al hojearlo veo que tiene todas las fotos que había entregado para la revista.

Cierra la revista donde trabajo, recuerda, y vengo a Las Vegas, donde vuelvo a ingresar en el hospital, padezco meningitis, otra vez creo que me muero, y es a partir de ese momento en que tomo en serio mi enfermedad.

Al salir del hospital me acerco a un grupo de apoyo, señala, hay personas de diferentes nacionalidades, todas con algo en común: vivimos con el VIH. Mi pareja, Carlos, muere, abunda. 

Hoy creo que estoy bendecido por Dios, a pesar de haber sido diagnosticado en 1992, indica, no he desarrollado la enfermedad, me cuido, voy a eventos relacionados con el VIH y hablo, ofrezco mi testimonio que espero sea de utilidad sobre todo para los jóvenes.

Estudio, leo mucho, pregunto, cada vez quiero saber más sobre el virus con que convivo, y veo bien que se organicen eventos, se invite a las personas a realizarse pruebas, muchas veces gratis, es lo mejor, reitera.

Quiero aprovechar la oportunidad que me da el periódico El Mundo por la proximidad del Día Mundial de lucha contra el SIDA (primero de diciembre), destaca, para enviar un mensaje, hay que vivir con valor, no dejar que por los obstáculos y golpes de la vida decaiga nuestro espíritu, es preciso luchar por los sueños; no puedo borrar el pasado, pero sí puedo mirar hacia delante, trato de superarme, soy bilingüe.

 

¿Mi enfermedad? La asumo como un reto de la vida, no puedo permitir que quebrante mi voluntad, concluye.

 

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