El presidente Joe Biden y el nuevo Congreso con el que lidiar

Las ovaciones demócratas frente a las caras largas de los republicanos, el calor de unos frente a los reproches de otros protagonizaron el segundo discurso del estado de la Unión de Joe Biden. La relación de la Casa Blanca con el nuevo Congreso va a ser muy complicada.

Biden cumplió con la tradición y se dirigió a las dos cámaras del Congreso en una sesión conjunta para pronunciar su discurso del estado de la Unión, y a cada frase que decía se notaba que éste es un nuevo poder legislativo, con los republicanos dominando la Cámara de Representantes. 

 Detrás de Biden estaban la vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris, y el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Kevin McCarthy.

El entusiasmo de Harris frente a la quietud de McCarthy -que por respeto al orador, no obstante, aplaudió en ocasiones- reflejaban el sentir de los dos partidos. En la bancada los republicanos hicieron más ruido que su líder.

Nada más entrar al hemiciclo, las palabras que cruzó Biden con algunos congresistas ya dieron que hablar, con un saludo al republicano Matt Gaetz, aliado del expresidente Donald Trump, y un encuentro de miradas sin apretón de manos con el joven George Santos.

En un Capitolio vallado por seguridad, Biden aludió al asalto del 6 de enero de 2020 como “la batalla nacional más grande desde la guerra civil” y ningún republicano se levantó de su escaño para apoyar sus palabras.

Biden tuvo que escuchar algunos abucheos por parte de los republicanos, el insulto de “mentiroso” de la congresista cercana a Trump Marjorie Taylor Greene.

McCarthy mandó callar sin éxito a sus compañeros de partido cuando el discurso escaló a las muertes por fentanilo, que muchos conservadores achacan a la situación migratoria en la frontera con México. 

Los republicanos responsabilizaron al presidente del problema al grito de “es tu culpa”, a lo que añadieron otro: “Cerrad la frontera”.

El aplauso a la madre y el padrastro de Tyre Nichols, el joven afroamericano que murió a principios de enero en Memphis (Tennessee) después de que varios policías le propinaran una paliza, fue uno de los pocos momentos en el que coincidieron ambos partidos. Washington (EFE)

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