Recuerdan hace cinco años cuando el entonces candidato Donald Trump afirmó: “los mexicanos traen drogas, cometen crímenes, son violadores y, supongo que algunos, son buenas personas”.
Recuerdan cuando el mandatario estadounidense amenazó con imponer aranceles al país vecino o cerrar la frontera si no se ponía fin al flujo o caravana de migrantes que sin documentos viajaban en busca del ‘sueño americano’, o cuando presionó para enviar a México a los solicitantes de asilo e impulsar la construcción de un muro entre ambos países.
Lo anterior es ‘historia antigua’, algo que es mejor “olvidar”, luego que el miércoles 8 el mandatario mexicano Andrés Manuel López Obrador (AMLO) miró a los ojos a Trump y afirmó: “Fallaron los pronósticos, no nos peleamos, somos amigos y vamos a seguir siendo amigos”. Un mensaje que se puede decir más alto pero no más claro.
Tras anunciarse en México la visita de AMLO a los Estados Unidos, hubo una vorágine de opiniones encontradas, ‘un buen debate’, dijo López Obrador, quien dejó sentado: “viajo por la entrada en vigor el 1 de julio del tratado de libre comercio entre EE.UU., México y Canadá (T-MEC), que reemplazó al anterior conocido como TLCAN.
“Voy a Washington para agradecerle al pueblo de EU, a su gobierno y al presidente Trump, por ser cada vez más respetuosos con nuestros paisanos mexicanos”, aseveró.
Si bien es cierto que Donald Trump llegó a la presidencia con un discurso agresivo contra los inmigrantes mexicanos en Estados Unidos, y ha lanzado amenazas a su vecino, en sus apariciones junto a AMLO sólo hubo buenas intenciones.
“Lo que más aprecio, expresó el presidente mexicano a su homólogo, es que usted nunca ha buscado imponernos nada que viole o vulnere nuestra soberanía”, aseguró. A alguien se le quedaron ‘los ojos cuadrados’, pues pase la página.
