Las personas sordo-ciegas merecen una vida digna

Las personas sordo-ciegas no son muchas en el mundo, sin embargo representan a un grupo que constituye ejemplo de determinación, de coraje ante las adversidades, que se crece frente a los obstáculos, no se amilana, al contrario, y son un verdadero ejemplo de tenacidad.

Este sábado 27 se celebra el Día Internacional dedicado a las personas que encaran esas patologías, y la fecha fue designada con el marcado propósito de que el resto de la población conozca y ofrezca su ayuda.

En más de una oportunidad el ecuatoriano Edwin Saldarriaga, afectado de la vista, graduado de periodismo en una universidad de Ecuador, ha destacado: “es relevante que las personas ayuden a los ciegos y a los sordo-ciegos, de manera que éstos tengan mayor autonomía, mejoren de manera considerable su calidad de vida”. 

La sordo-ceguera es una discapacidad que encara o sufre un bajo porcentaje de la población mundial; la afectación consiste en una condición que afecta de forma severa la visión y la audición... por supuesto limita de forma significativa sus respectivas vidas.

Una de las principales causas de la sordo-ceguera es el llamado Síndrome de Usher, se trata de una enfermedad hereditaria que los especialistas consideran está estrechamente relacionada a la retinosis pigmentaria, no es sorprendente que los primeros indicios aparezcan a partir de los ochos años.

Entre las necesidades básicas que las personas sordo-ciegas tienen derecho a recibir para mejorar su calidad de vida sobresalen: Tienen el derecho de desarrollar todas sus potencialidades como cualquier otro ser humano; requieren de atención especializada en educación, salud y en lo concerniente al aspecto laboral; es primordial para ellas la enseñanza y aprendizaje del lenguaje oral,  que tengan herramientas efectivas para la buena comunicación con el mundo que les rodea.

Los sordo-ciegos deben disponer de un alojamiento digno, además de tener en la adultez una vida social activa, que no se sientan marginados, al contrario.

Siempre que se hace mención de las personas afectadas de la visión y el oído, sale a relucir el nombre de Hellen Keller, quien a pesar de sus limitaciones no se dio por vencida nunca, y gracias a la perseverancia, a su fuerza de voluntad, resultó la primera en finalizar estudios universitarios pese a las afecciones que la aquejaban.

Lo importante es que la gente conozca de esta fecha (27 de junio), que pocas personas en el mundo padecen de la patología y necesitan ayuda con el objetivo de que tengan una vida digna.

 

Es indispensable que los sordo-ciegos sepan que se les tiene muy en cuenta y lo que es mejor, se les valora, más que todo por su entrega y sostenido esfuerzo para mejorar su calidad de vida, por hacer realidad sus aspiraciones, se reconocen por encima de todo sus ansias por salir adelante. Un fuerte aplauso.

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