Opinión: Los matones no van a la fiesta

Por Jorge RAMOS

A todos nos ha pasado. Te invitan a una fiesta y tú, a su vez, quieres llevar a tus amigos.

Eso le ocurrió al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador. Quería llevar a la Cumbre de las Américas, que se realizará en Los Ángeles en junio, a los dictadores de Cuba, Venezuela y Nicaragua. Pero Estados Unidos le puso un alto: los matones no van a la fiesta.

López Obrador, aparentemente muy entusiasmado tras su viaje a la Habana, lanzó su advertencia: “Si se excluye, si no se invita a todos, va a ir una representación del gobierno de México, pero no iría yo”. Y luego explicó más: “No quiero que continúe la misma política en América y quiero, en los hechos, hacer valer la independencia, la soberanía y manifestarme por la fraternidad universal”.

Suena muy bonito, muy solidario. El problema es que Cuba, Venezuela y Nicaragua son unas brutales y asesinas dictaduras. López Obrador quería llevar a la reunión de Los Ángeles a matones, torturadores, censores y represores. Y todo bajo el concepto de una sola América. Pero el gobierno de Biden ni se inmutó. Los tiranos de esas tres dictaduras -que ya no participan formalmente en la Organización de Estados Americanos- siguen sin invitación. “No nos parece conveniente incluir a países que no respeten la democracia”, dijo Brian Nichols, el subsecretario de estado para asuntos hemisféricos.

Es difícil entender qué gana López Obrador con su defensa de estas tres dictaduras. Por el contrario, genera una innecesaria tensión con Estados Unidos -su principal socio comercial- y crea más nerviosismo dentro de México entre quienes creen que no querría dejar el poder en el 2024 (algo que él ha negado una y otra vez).

En otra mañanera -respondiendo a un tuit en que escribí que AMLO había decidido ponerse del lado de los dictadores- el presidente defendió el viejo principio de no intervención en los asuntos internos de otros países y se preguntó: “¿Quiénes somos para llamar matones, torturadores y represores a unos y no a otros?”

Respuesta: es que Miguel Díaz-Canel, Nicolás Maduro y Daniel Ortega son unos tiranos y en este 2022 nos toca a todos defender los derechos humanos, donde sea. No podemos escondernos y argumentar que de eso se debe encargar cada país. “Si tú eres neutral en casos de injusticia, estás tomando el lado del opresor”, decía el recién fallecido arzobispo sudafricano Desmond Tutu. “Si un elefante está pisando la cola de un ratón y tú dices que eres neutral, el ratón no va a apreciar tu neutralidad”.

En este caso no hay duda que estamos lidiando con gobiernos asesinos y con crímenes de estado: -Datos. Más de 350 personas murieron durante las protestas contra el gobierno de Daniel Ortega en Nicaragua en el 2018, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Ortega lleva más de 15 años en el poder en Nicaragua tras una serie de elecciones fraudulentas. Varios excandidatos presidenciales -incluyendo Cristiana Chamorro- siguen encarcelados.

-Datos. En Venezuela hubo más de 8 mil 700 ejecuciones extrajudiciales desde el 2015, de acuerdo con la exfiscal Luisa Ortega. A esto hay que sumar al menos 350 personas que murieron en protestas contra Nicolás Maduro (PROVEA) y 240 prisioneros políticos (Foro Penal).

-Datos. Cuba es una de las dictaduras más antiguas del planeta. Solo ha tenido tres líderes en 63 años. No hay partidos políticos ni libertad de prensa. Y según Amnistía Internacional, al finalizar el año pasado había casi 700 prisioneros políticos por participar en las “históricas protestas de julio” del 2021.

 AMLO aparentemente no quiere ver esto o está jugando a la neutralidad. Este es un debate muy importante. Se trata del futuro de México y del tipo de país que queremos. El presidente asegura que él ya escogió su lado. “No es que lo haya escogido ahora; ya llevo mucho tiempo” dijo en una conferencia de prensa. Pero AMLO, quien tiene un muy bien desarrollado instinto político, se equivoca en este debate. Hay millones de mexicanos que no quieren que su país sea como Cuba, Nicaragua o Venezuela. Por el contrario, se debe estar del lado de la democracia, las libertades y el respeto a los derechos humanos.

La imagen del presidente de México en las calles de Los Ángeles sería muy poderosa. Pero si finalmente López Obrador no va a la Cumbre de las Américas el que pierde es México.

He cubierto muchas de ellas y, es cierto, suelen estar llenas de discursos y faltantes de resultados concretos. Sin embargo, siendo esta la primera reunión continental después de la pandemia, es fundamental para coordinar el crecimiento económico de la región y para enfrentar, de manera colectiva, el creciente problema de la migración al norte. En Palacio Nacional, solito, López Obrador no podrá influir ni decir pío.

Antes de terminar, déjenme hacer una aclaración.

Desde luego Cuba, Venezuela y Nicaragua no son los únicos países que violan los derechos humanos. Estados Unidos, el país donde vivo hace casi 40 años, tiene también un largo historial. Basta mencionar la guerra de Vietnam, la injustificable invasión a Irak, las torturas en las cárceles de Guantánamo y Abu Ghraib, su participación en golpes de estado en Chile, Guatemala y República Dominicana, entre otros, y la separación de familias en la frontera con México durante el gobierno de Trump. Pero de nada de eso podemos culpar al actual presidente Joe Biden, como no podríamos achacarle a AMLO lo que hicieron los priístas por siete décadas o Porfirio Díaz durante tres. Así que el tema de Estados Unidos es para otro debate.

Termino. Hubo una época, cuando Obama era presidente, en que circulaba la teoría de que más comercio, más contactos y más inversión ayudaría a la democratización de Cuba. Obama fue a la isla en el 2016, se reestablecieron las relaciones diplomáticas entre ambos países…y no pasó nada.

Cuba sigue siendo una férrea dictadura. Lo mismo ha ocurrido con Venezuela y Nicaragua: ni la presión internacional ni distintas estrategias de inversión han acercado la democracia a esos dos países. Por eso ya nadie cree que la presencia de Miguel Díaz-Canel, Nicolás Maduro y Daniel Ortega en Los Ángeles va a ayudar a terminar con las tiranías en sus países. Al contrario, solo les da legitimidad y reconocimiento a nivel internacional.

 

Por eso, aunque López Obrador quiera llevar a sus cuates a la fiesta, Estados Unidos le ha dicho que no entran. La verdad, hay amigos que son impresentables.

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