Terror en París: Separemos la paja del trigo

Por Maribel HASTINGS 

¿Qué efecto tendrán los ataques terroristas de París sobre la contienda presidencial 2016 en Estados Unidos y sobre cómo se aborde el tema migratorio?

Quizá aquí comience a separarse la paja del trigo, particularmente en el bando republicano, para determinar quién tiene madera de líder y no de payaso. 

Antes de los siniestros de París, el empresario Donald Trump alabó la Operación “Espaldas Mojadas” de 1954, implementada por el presidente republicano Dwight D. Eisenhower, como un modelo a seguir.

Aquella vergonzosa política pública, culminó en la deportación de más de un millón de personas de origen mexicano, incluyendo ciudadanos estadounidenses y residentes permanentes, que fueron expulsados de Estados Unidos.

Lo vergonzoso no es que Trump hablara del operativo como si fuera una solución viable y civilizada aplicable en nuestros tiempos y con 11 millones de indocumentados, sino que no fuera cuestionado ni por los moderadores ni por los precandidatos republicanos que una vez apoyaron una reforma migratoria integral. 

El senador de Texas, Ted Cruz, declaró en una iglesia de Orlando, Florida, que “si usted apoya una amnistía, está apoyando la debilidad Obama-Clinton y el apaciguamiento del terrorismo radical islámico”, reportó The New York Times.

Es de anticiparse que los sectores más extremistas se aferren a los recientes sucesos para impulsar su agenda de miedo y buscar chivos expiatorios sin explicar, por ejemplo, cómo llegamos a este punto.

Cómo el brutal Estado Islámico -que se acredita los ataques de París, los de Beirut, Líbano, y el derribamiento de un avión comercial ruso- es producto, en parte, de una guerra entre Estados Unidos e Irak, sustentada en una enorme mentira: que el ejecutado dictador Saddam Hussein tenía armas de destrucción masiva que nunca aparecieron, pero el resultado ha sido una debacle a todos los niveles que ahora parece salirse de control.

Los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 tuvieron una reacción inicial justificada: atacar al régimen del Talibán en Afganistán, que albergaba la red Al Qaida, responsable por los siniestros, pronto la estrategia se desvió hacia Irak con los resultados actuales.

Los ataques del 2001 enterraron el debate de la reforma migratoria por varios años, porque los terroristas eran extranjeros, aunque documentados, y algunos habían sobrepasado el tiempo autorizado por sus visados de turista o de negocios.

 

La reforma migratoria por la vía legislativa no ha progresado porque los antiinmigrantes creen más sabio echar en un mismo saco y tachar de terroristas y criminales a todos los inmigrantes, sin reformar un sistema que permita saber quiénes están entre nosotros, especialmente en estos tiempos de tanta incertidumbre, para poder separar la paja del trigo.

 

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