Álvaro Uribe encabeza oposición contra diálogos de paz en Colombia

La derecha encabezada por el expresidente Álvaro Uribe Vélez y su movimiento político Centro Democrático es el principal obstáculo del gobierno colombiano para buscar un consenso de la sociedad a favor de los acuerdos de paz con la guerrilla.

Las voces disidentes lideradas por el expresidente Uribe Vélez demostraron el pasado fin de semana con las marchas contra los diálogos de paz que "no son cuatro micos, ni cuatro gatos", como dijeron días antes algunos dirigentes políticos oficialistas.

No obstante, las movilizaciones del sábado, en algunos casos masivas como en Medellín y Bogotá, tampoco fueron las voces de la mayoría de los 47 millones de colombianos, que ese día estuvieron al margen de las consignas "radicales y furiosas" de los inconformes.

Uribe Vélez, como el gran líder opositor al gobierno del presidente Juan Manuel Santos y a los acuerdos de paz con las FARC y los que se iniciarán próximamente con el ELN, es el gran catalizador de los sectores que apuestan por una salida militar al conflicto armado.

El espíritu violento de muchos de los "Uribistas" contra los diálogos de paz se reflejó en sus actitudes amenazantes hacia los medios de comunicación independientes que se distancian editorialmente de las posiciones de los sectores de la derecha.

En Medellín, por ejemplo, los periodistas del Noticias Uno de la televisión local fueron agredidos por personas que marchaban contra los diálogos de paz, quienes acusaron a los comunicadores de ser "periodistas de la guerrilla".

Además de las agresiones verbales, consignas de los manifestantes como "Lo que es con Uribe, es con nosotros", no deja de ser preocupante para una sociedad que se prepara a poner fin a una guerra de más de 50 años, pero que requiere de una alta dosis de perdón y reconciliación.

Nadie desconoce en Colombia que en el gobierno de Uribe Vélez se dieron los golpeas más duros a la insurgencia.

Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), como principal grupo guerrillero, fue debilitado militarmente, pero se crearon las condiciones para que esta organización diera el salto a una salida política negociada.

Para el expresidente Uribe Vélez, los acuerdos a los que han llegado gobierno y FARC, "reconózcalo el gobierno o niéguelo, es un acuerdo que es muy igual a las leyes de punto final de Argentina y de Chile que se cayeron".

A su juicio, los convenios también son similares "a la ley de punto final de El Salvador que inaplica. Esta impunidad no tiene sostenibilidad en los acuerdos, tarde que temprano se caen", según el exmandatario.

En contraposición, el presidente del Congreso de Colombia, Juan Fernando Velasco, consideró que las marchas opositoras son importantes y tienen un significado democrático, aunque "no salieron las ocho millones de personas anunciadas".

Para el senador oficialista Armando Benedetti fue "una marcha con asistencia del 0.3 por ciento del censo electoral. Es más de entusiasmo que de personas. Una marcha con cuatro gatos".

Claudia López, congresista del partido Alianza Verdad y crítica del gobierno de Santos, afirmó: "La marcha fue un éxito y los felicito. Pero si fuera contra la impunidad no marcharían al lado de Uribe".

La senadora López fue una de las dirigentes políticas que más denunció la impunidad en el gobierno de Uribe Vélez (2002-2010), cuando se negoció la desmovilización de grupos paramilitares de extrema derecha, como las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).

En este complejo escenario político, el senador Roy Barrera, uno de los hombres más cercanos al presidente Santos, sostuvo: "hay que escuchar las voces de preocupación de los marchantes pacíficos. Hay que dar respuestas y encontrar acuerdos. Colombia es una sola". Colombia (NOTIMEX)

 

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