“Día Mundial de la Enfermería’... Elisabeth y la pasión por aliviar el dolor

Por Roberto PELÁEZ

La pasión, dedicación y entrega de la mujer que tengo delante no conocen límite. Es enfermera, de ahí su desvelo por aliviar, aconsejar, alentar al prójimo. Se llama Elisabeth Pupo, oriunda de La Habana, asentada en Las Vegas por más de dos décadas. 

Si algo distingue a la entrevistada es su calidad humana y profesionalismo, su significativa experiencia, con sano orgullo advierte: “Trabajé por 10 años  como enfermera Especialista en la Sala de Cuidados Intensivos en el Cardiocentro William Soler, hospital Pediátrico de la capital cubana... a ellos súmele los que llevo aquí ejerciendo la profesión, es algo que quise hacer siempre, tener en mis manos la posibilidad de aliviar el dolor ajeno, comenta, apoyada en los conocimientos y los recursos a mi alcance”.

Son precisamente los conocimientos, los años de práctica, junto al trato que prodiga, lo que le permiten a Elisabeth desempeñarse por años en la Academy Del Sol High School. 

El ‘Día Internacional de la Enfermería’ se celebra en todo el mundo el 12 de mayo, fue escogido ese día para rendir homenaje a Florence Nightingale, a quien se considera con sobrada justicia la madre de la enfermería moderna.

Ella es también una entre millones de personas ‘enfundada’ en el traje de emigrante. “Salí de Cuba hace casi un cuarto de siglo, rememora, detrás quedaron mi mamá, hermanos pequeños, son traumas, heridas que no cierran, aunque pasen los años, una ruptura con lo que ha sido tu vida anterior, la familia, las amistades, la profesión...

Platica de sus hijas Karla y Anaiza, de su esposo, los ojos de esta adiestrada enfermera adquieren un brillo especial. “Ellas son mi vida, con él juntamos fuerzas, pusimos nuestro empeño en salir adelante, vinimos por un mejor futuro, además siempre les enseñamos de honestidad, del fruto del esfuerzo... fue difícil el principio, sin embargo nos crecimos”, afirma. “Tengo motivos para sonreír, Anaiza se graduó de enfermera, sigue el legado”, resalta.

Mira atrás y apunta: “Trabajé  en el Departamento de Housekeeping en uno de los casinos de esta ciudad, entonces no podía revalidar mi título y me percataba que en algunos lugares sacaban partido o ventaja de mis conocimientos, estaba la barrera del idioma, pero nunca se ha dicho que Elisabeth vino tan lejos para rendirse, fue una etapa necesaria, la tomé como un reto, un obstáculo o adversidad a salvar, también he visto a mis hijas y a mi esposo sobreponerse, obtener logros gracias a su trabajo y dedicación, eso me enorgullece”, expresa.

Amante del baile, el café, el buen vino,  le sonríe a la vida, todo lo ha conseguido sobre la base del estudio, la perseverancia, el empeño por triunfar. 

Este domingo 12 Elisabeth brindará, en honor a Florence, y ¿por qué no? A ella misma. 

 

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