El miedo cunde entre migrantes varados en el límite norte de México tras el acuerdo de EEUU con el gobierno mexicano, que se comprometió en Ciudad Juárez a deportar a indocumentados a sus países de origen para despresurizar la frontera ante nueva oleada migratoria.
“No puedo regresar a mi país, soy perseguido político, tengo orden de captura, si no estás con el gobierno estás en contra”, expresó José Rendón, quien hace un mes y medio salió de Perú y espera en el límite de México con Texas.
El temor ha crecido desde que funcionarios del gobierno de México se reunieron con los de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EEUU (CBP, en inglés), que entregará a México a migrantes deportados en el Puente Internacional de Ciudad Juárez.
El Instituto Nacional de Migración mexicano anunció su compromiso de “realizar gestiones con gobiernos de Venezuela, Brasil, Nicaragua, Colombia y Cuba para que reciban a sus connacionales” y “continuar con el operativo espejo en la frontera de México y Estados Unidos”.
Esto significa mayor riesgo de deportación para migrantes como Rendón, quien pasó por ocho países hasta llegar a la puerta 36 del muro fronterizo entre Juárez y El Paso.
En eso coincide con el venezolano Shanom Méndez, quien permanece en México a unos 50 metros de EEUU.
“Nos cae como balde de agua fría. Más de dos meses de viaje, casi perder la vida en la selva, y nos dicen eso. Es duro. Pasamos por Ecuador, Colombia, Panamá, Honduras, Nicaragua, Guatemala, México”, expuso.
México vive una nueva ola migratoria, como ha mostrado la suspensión de 60 trenes de carga de la empresa Ferromex por miles de migrantes en carros y vías.
“Lo de migrantes se atiende”, afirmó el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, quien convocará a cancilleres de 10 países expulsores de migrantes para plantear una propuesta sobre el tema. Ciudad Juárez (EFE)
