Colombiano José Vicente Díaz... Casi seis décadas de amor y teatro

Por Roberto PELÁEZ

El teatro no puede desaparecer porque es el único arte donde la humanidad se enfrenta a sí misma.

                                       Arthur Miller

José Vicente Díaz es exactamente eso, un nombre, pero un hombre ligado al teatro por casi seis décadas. ¿Se puede hablar del teatro en la ciudad de Las Vegas sin mencionar a este colombiano de pies a cabeza? La respuesta es NOOO.

Díaz asegura que para él “cada personaje es un regalo... no concibo mi vida sin el teatro, los textos, los ensayos, la posibilidad de convertirse en otra persona, a pocos metros del público”, argumenta.

“En Bucaramanga, donde hicimos -y hacemos- tanto teatro callejero, apunta, nos acercamos una y otra vez a la gente, es difícil permanecer ajeno al quehacer en las tablas... vivo enamorado del arte, sin embargo para mí el teatro es algo vital.

“Me llena de orgullo saber que llevamos el teatro a Las Vegas, la ‘capital mundial del entretenimiento’... nunca agradeceremos lo suficiente a Irma Varela, del centro Cultural Winchester, y a Eddie Escobedo Sr., dueño del semanario El Mundo, ellos nos abrieron las puertas”.

Aunque el entrevistado regresó a su natal Colombia, aún los amantes del teatro recuerdan con admiración y significativa dosis de alegría y nostalgia ‘La perfecta casada’, ‘Loco de moda’, ‘Un borracho singular’,  y ‘Se vende una burra’, aplaudida de pie en cada presentación de manera reiterada.

“De él siempre se puede aprender, coinciden varios artistas, por su profesionalismo y entrega, su exigencia, un amor por el teatro que contagia, invita a dar el máximo”, subrayan.

El experimentado Teo Vargas no lo piensa dos veces cuando afirma: “Sólo quien quiera al teatro como Vicente, comprende cómo se pueden dedicar casi 60 años a la selección de obras y actores, al estudio de guiones, interminables horas de ensayos, puesta en escena.

“Sencillamente su carrera artística es admirable, todo ello sin contar su magisterio, porque él es un maestro, capaz de extraer a un artista todo lo que lleva dentro, algo que no todos los directores consiguen”, asevera con la autoridad que dan los años sobre las tablas.

Lector incansable, perfeccionista, para muchos una palabra lo retrata de cuerpo entero: exigencia. Bravo por él y sus magníficos resultados. Felicidades.

 

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