Manuel Ángel Pérez del Moral: La soledad y el aliento... una joya

Por Roberto PELÁEZ

El escudo agujereado, la armadura abollada -más que todo por el indetenible paso de los años-,no impiden encontrar siempre presto al destacado poeta Manuel Ángel Pérez del Moral, quien llega con su poemario ‘La soledad y el aliento’.

La pieza literaria, sugerente por demás, es contentiva de más de medio centenar de poemas, ordenadas por el alfabeto, de manera que van desde ‘Algo que decir’ hasta ‘Y dormida’. 

Se trata de un recorrido exquisito, vamos de la mano de este hacendoso poeta (fundador de las tertulias literarias al este del valle), quien por si fuera poco se encargó además de las ilustraciones.

Te busco como nunca, ¡Ay, AMOR!/ a través de la fina trama del tiempo/confundido entre el rebullir de la gente/en medio del laberinto recio e inacabado/de la piedra alta y de la cal sonora.

Los versos anteriores son una muestra (deliciosa) de la poesía de este amigo, del hombre todo cultura y apego al arte, del buen decir y hacer, del platicar que no conoce freno.

Pérez del Moral se deslumbra en Las Vegas y quiere verlo todo, platica de Écija, de Jaén, de la escultura romana en mármol de la Amazona herida, de ciclismo, y hace de la poesía su vida misma, sin poner a un lado el bello canto y la pintura. “El oficio de vivir -advierte- es el oficio del poeta”.

Es precioso el poema Nunca, de solo seis versos: Nunca estuvo más triste la fina boca del nardo/y nunca lloró más la luna, goteando lágrimas/de estrellas por la muerte de un viejo suspiro/que llevara tanto tiempo ver renacer un amor/pero el alba no tiene prisa, en tanto,la luna juega/con la sombra de una alameda de sueños...

Gracias una vez más a este poeta incansable, de libro o periódico bajo el brazo, que no desmaya en su afán de concatenar versos, de pintar o cantar. 

La organización local Literarte Foundation le agradece la gentileza y el poder disfrutar ‘La soledad y el aliento’, un poemario que no tiene desperdicio, atrae, alegra el alma, en una mezcla de nostalgia, melancolía y ansias de vivir.

No olvides, que no te olvido/bien entiendo tu reproche/vuelvo a ti, de fe ceñido/como collar a su broche/como ave junto a su nido/como el anciano a su porche.

Sempiterno ganador de concursos de poesía, admirador de encuentros y actividades culturales, aplaude el talento literario del valle, se regocija.

 

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