Las líneas que desde hace mucho le debía a María Conchita

Por Roberto PELÁEZ

Usted no puede esperar construir un mundo mejor sin mejorar a las personas

                                                Marie Curie

Jalisciense de pies a cabeza, mexicana hasta la médula, María Conchita Espinoza es de esas personas que va por la vida sembrando, dando lo mejor de sí a la comunidad, entregándose sin reparar, sin escatimar.

“Está en todas partes, argumentan quienes la conocen, se presenta en este evento, en aquel, interviene, da ideas, expone su criterio, siempre en favor de la gente, cultivando amistades, proponiendo”.

Fue precisamente su entrega, el desvelo, el quehacer sostenido, sus aportes, lo que tuvo en cuenta la Asociación Peruana de Las Vegas para entregarle un reconocimiento en ocasión del aniversario 200 de la independencia de Perú.

“Consideramos que hay tres o cuatro aspectos en los que Conchita (así la llaman sus allegados) sobresale, son ellos: la familia, la comunidad, la cultura, y el medio ambiente; organiza eventos cuyo objetivo principal es conseguir la participación de las familias”, coinciden Ezequiel y Olga Martin.

“En cada una de las actividades que organicé para concientizar a la gente en torno a la diabetes, instruir, entregar folletos, realizar caminatas, platicar de alimentos sanos, siempre pude contar con la buena e incansable Conchita, ella es un pilar de la comunidad, así, sin hacer mucho ruido”, afirma Gail Muñiz, quien por muchos años laboró en el Distrito de salud del Sur de Nevada.

Por su parte la mujer a la que rendimos homenaje en esta oportunidad, asegura: “hay muchas cosas que me hacen feliz, orgullosa, y es ver que familias completas se acercan y participan en las diferentes actividades que organizamos o en las que me involucro.

“Me alegra sobremanera ver a los niños, el interés que ponen en aprender a cuidar el medio ambiente, en recoger papel, cartón, botellas plásticas, todo para el reciclaje o sencillamente confeccionan figuras, o sea, le dan un destino útil a esos recursos”, reflexiona Conchita y no puede ocultar el brillo de sus ojos.

Siempre informada, se acerca al concejal Isaac Barrón, a los esposos Martín, a Rodrigo Yáñez, a María Reyes, a los diferentes grupos comunitarios, anima, alienta... “todo lo que tiene que ver con la comunidad me interesa”, resalta esta mexicana a carta cabal.

“Me emocioné mucho, dice, con el reconocimiento que me entregaron los peruanos, no lo esperaba, y de pronto verme allí al lado de tantas figuras destacadas como Rubén Kihuen, el propio Rodrigo, Fernando Romero, Hernando Amaya, Maritza Rodríguez,  Emilia Pablo Bazán, Freddy Chávez... todos con una trayectoria sobresaliente, fue sencillamente mucho para mi”, indica.

En el plano personal, ver a Conchita Espinoza en la ceremonia en que recibí el Premio ‘Pluma de Oro’ por mi libro Gentes y los años de trayectoria periodística, constituyó otro motivo para el sano orgullo, su presencia motivadora siempre es un galardón. Su abrazo resultó un verdadero honor. tanto la valoro.

“Fue algo muy bonito, comentó ella después, me regocija ver a los hispanos triunfar, mostrar una labor destacada, entonces considero que esos honores pertenecen a la comunidad, a quienes dejamos a familiares, amigos, nuestras costumbres y raíces, para cero y sobresalir sobre la base del trabajo y el respeto, la humildad, sin falsa modestia, entonces siento algo hermoso por dentro, algo que a veces no me cabe en el pecho”, dijo en voz baja, sin el menor ánimo de sobresalir.

Conchita, no tengo dudas, merece el respeto y consideración de todos, por su reconocida calidad humana, su trabajo, el desvelo y amor por la comunidad, ella es un ejemplo. 

 

En ocasión del Día Mundial de la Tierra, no es una coincidencia que haya salido a relucir su nombre. Gracias.

 

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