El gobierno de los Estados Unidos aprobó recientemente una posible venta de aviones cazabombarderos denominación F-16 y de sistemas de rastreo infrarrojo a Taiwán valorada en unos 500 millones de dólares.
La Oficina de la Representante Cultural y Económica de Taiwán solicitó al Ejecutivo estadounidense el permiso pertinente para la compra a la empresa Lockheed Martin, con sede en Bethesda, en el estado de Maryland, según un comunicado del Departamento de Estado.
“Esta posible venta sirve al interés nacional de los Estados Unidos al apoyar significativamente los esfuerzos del comprador para modernizar sus Fuerzas Armadas y mantener una capacidad de defensa creíble”, según deja sentada la nota que da cuenta de la referida intención de compra.
La solicitud formal por parte del comprador es el primer paso en el proceso de venta de armamento militar de los Estados Unidos al extranjero. Acto seguido, el Departamento de Estado autoriza la venta, que luego tiene que pasar por el Congreso, sus miembros deben estudiarla y finalmente darle el visto bueno.
La solicitud de Taipéi incluye, por supuesto, material de apoyo para esos archiconocidos aviones de combate, municiones, software y equipamiento para entrenamiento militar.
Este anuncio llega menos de un mes después de que la Casa Blanca anunciara un histórico paquete de ayuda militar para Taiwán por un valor de 345 millones de dólares, que procederá del inventario del Pentágono y no del programa de ventas militares al extranjero, como viene siendo algo habitual.
Taiwán, como se sabe, constituye uno de los principales motivos de tensión entre Estados Unidos y China, ya que el país norteamericano es el principal proveedor de armas de Taipéi, sin dudas un tema candente, no por gusto Pekín ha protestado reiteradamente en diferentes tribunas el proceder estadounidense.
China no se ha cruzado de brazos, apuesta por reclamar en diferentes escenarios la soberanía de Taiwán, se trata de un territorio al que considera una “provincia rebelde” desde que en 1949 los nacionalistas del Kuomintang se replegaron allí tras perder la guerra contra el ejército comunista. Washington (EFE)
