Judith López... Conduce más de 500 millas y regresa con medalla de plata

Por Roberto PELÁEZ

La joven Judith López muestra su medalla de oro y los ojos se le ponen como luna llena. Sin dudas es una judoca apasionada. Recibe lecciones del ‘sensei’ Sergio Sánchez y acaba de regresar de Palo Alto, California, donde hace su debut competitivo.

“Ni por un momento dudo de lo que pueda hacer, es muy decidida”, advierte el ‘sensei’. Y es que López  parte el sábado 9 rumbo a la sede del torneo, deja detrás unas 540 millas, descansa pocas horas y el domingo 10 sostiene cuatro combates para volver a la ‘ciudad que no duerme’ con su presea plateada.

“Hago el recorrido sola, apunta, me rento cerca de donde se iba a efectuar la competencia, como algo ligero y descanso... desde las primeras horas del domingo observo a las posibles rivales, y sigo las indicaciones del ‘sensei’.

“Gano el primer combate por ippón, con una técnica de ‘kouchi gake’, que es una de mis favoritas, se basa en el desequilibrio del contrincante y atrapar una de sus piernas.

“Para el segundo pleito tengo varios mensajes del ‘sensei’ en el teléfono, él me brinda un gran apoyo, debo decirlo, no está a mi lado en ese momento sin embargo sus indicaciones no me faltan; recuerdo lo que practicamos de hacer una finta y aprovechar la reacción del rival para aplicar mi técnica, eso lo cumplo al pie de la letra y me rinde buenos dividendos”.

La judoca, de 25 años, hija de Gaspar y Rocío, ambos de Oaxaca, comenta que crece entre San Bernardino y la propia Oaxaca, “hasta que mis padres vienen a Las Vegas en busca de mejores opciones laborales.

“Recuerdo, dice sonriente, cuando digo a mi padre que deseo practicar un deporte, siempre obtengo la misma respuesta: si quieres hacer ejercicios ponte a trapear... luego comprendo que no tenemos el dinero para costear las clases, hoy es distinto, ellos están muy contentos con mis medallas”.

Muestra varias fotos y después comenta: “Cuando entro al ‘dojo’ (colchón) me parece que el tiempo se detiene, luego, como me sucede en el combate final, trato de aplicar mi ‘kouchi gake’ y mi rival me proyecta, ahí se escapa la posibilidad de uan medalla de oro, pero es una buena lección... el ‘sensei’ dice que debemos aprender de los errores, crecernos, y eso quiero más que todo”, afirma.

Graduada de sicología, con una maestría de trabajo social, el judo es el primer deporte que practica Juith López, y del que se enamora “me gusta mucho, es algo muy bonito, todos los días aprendo algo, estoy contenta, usted sabe, manejar más de 540 millas y volver con una medalla de plata, significa mucho para mi”.

 

Aunque cuida su peso corporal, se permite una excepción y apunta: “me gustan los pastelitos de guayaba, las croquetas cubanas”, sonríe, envuelve la medalla, la pone en su cartera, y sus ojos como luna llena lo inundan todo.

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