Editorial 11-09-13: En defensa de Obamacare

Es increible como una sociedad puede hacerse bolas y dañarse  a si misma. Una ley que busca resolver los graves y añejos problemas del acceso a los cuidados de la salud lleva años de debate, de cambios y recientemente puesta en vigor pero con muchos obstáculos, de tipo técnico pero sobre todo de manoseo político.

Ya está en vigor la nueva Ley del Cuidado Accesible de la Salud, mejor conocida como Obamacare, porque lleva el apellido del presidente y la palabra care en inglés, cuidado (de la salud). Sin embargo sus detractores continúan blasfemando, pidiendo que no se haga, que se retrase, que va a empobrecer al país, etcétera, etcétera.

Lo más sobresaliente de la oposición a la Obamacare es el bloque de legisladores republicanos ultraconservadores, del llamado Tea Party. Llevan años votando en contra cada vez que pueden y la última vez lograron semiparalizar al gobierno federal.

No vamos a repetir aquí los argumentos en contra de la ley, pero sí resaltar cómo se ha confudido a la gente, como se le ha dividido en sus opiniones y hasta se le ha espantado. 

La Obamacare ha sido ampliamente sustentada en estudios e investigaciones, pero sobre todo en muchas y muy urgentes necesidades que requieren atención permanente. Aunque ha sido una propuesta de demócratas, a la hora de discutirla se ha enriquecido. Pero también ha tenido tantas enmiendadas que incluso la original que proponían el presidente y los demócratas dejó de ser la que de verdad se necesita.

Obamacare pasó el debate nacional. Pasó los debates, enmiendas y aprobación en la Cámara de Senadores. Pasó los debates, enmiendas y aprobación en la Cámara de Representantes.  La Suprema Corte de Justicia la validó como una ley necesaria y bien sustentada.

Con todo ese proceso los detractores no aceptan y siguen empecinados en echarla abajo. Solo hay que ver a personas como los senadores Ted Cruz y Marco Rubio, dedicando esfuerzos, tiempo y palabras a rechazar la Obamacare, cuando hay otros asuntos urgentes, de trascendencia, que al parecer se les van a quedar en la congeladora. 

La ley fue aprobada, entró en vigor, ya está funcionando aunque con los problemas técnicos de la inscripción por computadora. Es un problema, cierto, pero se va a arreglar y no es más grande que la campaña política que tiene en contra.

Los problemas de los servicios de cómputo y otros que pueda haber, como las diferencias de un seguro con otro, que el presidente prometió que se podría conservar el seguro médico que se tuviera, etcétera. Todo eso no es tan serio como sí lo es la confusión y la ignorancia que la gente misma tiene por apatía o desinformación.

Aquí se sugieren tres cosas. Primero hay que enterarse que la ley es ley, es una realidad y por tanto hay que poner interés en saber de ella, en poner voluntad para hablar del tema. En segundo lugar hay que informarse bien, y tercero buscar las mejores opciones para cumplir. 

 Al final de todo Obamacare es para cuidarnos mejor la salud. Este es el principal y único punto que debería guiar nuestro esfuerzo: cómo podemos mejorar, conservar y proteger nuestra salud y la de nuestros seres queridos, lo que al final es la salud de la nación.

 

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