Ballet Izel y Román Lizaola... Una vida ligada a la danza

Por Roberto PELÁEZ

Román Lizaola prefiere no dejar las cosas ‘para última hora’, encara cada presentación del Ballet Izel con mucha responsabilidad, con agotadores ensayos, porque él es, a no dudarlo, un perfeccionista enamorado de la danza.

“Miro atrás, en vísperas de cumplir el Ballet Izel 14 años, destaca, y de alguna manera me resisto a creer cuánto hemos crecido, todo lo que hemos conseguido, sin que nada ni nadie nos regale nada, en gran medida le debemos todo a la consagración y la entrega en las sesiones de ensayo.

“Se imagina, hace 14 años iniciamos lo que es Ballet Izel con sólo cuatro parejas, y hoy contamos con 15 parejas de adultos, y es justo apuntar que entre infantiles, juveniles y avanzados tenemos más de 80 alumnos.

“Para nosotros es primordial que al niño, al adolescente, al joven, le guste la danza, resalta el experimentado profesor y bailarín, es muy importante que los padres comprendan que la clave del éxito está precisamente ahí, en el amor a la danza y las sesiones de ensayos, las repeticiones, por un respeto al bailarín, a la danza, a la cultura de los diferentes estados mexicanos”, enfatiza.

El aniversario XIV de Ballet Izel se va a celebrar en el Performing Arts Center (Horn Theatre), en el Colegio del Sur de Nevada de la Cheyenne, con la participación del Grupo Latinoamérica, y por supuesto el fundador y director espera que sea un rotundo éxito “por eso el rigor en los ensayos”, advierte.

“Puedes sentir un gran amor por la danza, argumenta, tener mucho talento, sin embargo el éxito en las presentaciones se garantiza con la entrega total en los ensayos, la severidad, el rigor, hacer las cosas una y otra vez para conseguir la perfección, cuidar cada detalle, el vestuario, los peinados, los zapatos, los gestos... no puede descuidarse nada, por sencillo que parezca”.

Al referirse a los fundadores, comenta: “de los integrantes de aquellas cuatro parejas iniciales sólo quedo yo en las filas del Ballet Izel, pero algo es innegable, le agradezco a todos los que por años han estado a mi lado, aunque sea para dar una idea, alentar, sugerir, enseñar.

“No quiero mencionar nombres, prefiero no correr el riesgo de dejar a alguien fuera, un olvido involuntario, dice, sin embargo ellos saben que a todos les agradezco y reconozco sus contribuciones, su esfuerzo en diferentes momentos”, afirma el director de la compañía danzaria.

Con el rostro serio, sudoroso, el entrevistado no lo piensa dos veces para externar: “no es difícil imaginar que quiero a Ballet Izel como a un hijo, sencillamente esta es mi obra, a ella le he dedicado mis energías, mis ideas, le entrego cada día todas mis fuerzas; en gran medida me acuesto y me levanto pensando en Izel, en cómo hacer las cosas mejor... por si fuera poco, abunda, amo mis raíces, el folklor, no concibo mi vida sin él.

 

“Tengo muy adentro, añade, eso de que ‘la danza es de lo más noble de la cultura mexicana’; desde mucho antes de fundar Izel, subraya Lizaola, siempre me animó reflejar la cultura mexicana a través de la danza, y eso, por supuesto, es complicado, abarcador, porque involucra también el vestuario, y hay que ser exigente, celoso con los detalles, de ninguna manera, resalta, se puede ser superficial con la cultura de determinado lugar, de un estado o país”, sostiene.

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