Cuando el talento se agiganta... “Gardel no se rinde”: Carnota

Por Roberto PELÁEZ

Se puede disfrutar de Strauss, Bethoven, Mozart, o escuchar ‘La guantanamera’ o ‘El son de la negra’, ‘La malagueña’, y quedar estupefactos, aplaudir y mover la cabeza con cierto aire de incredulidad… pues sí, porque cuando el español residente en Las Vegas Antonio Carnota se sienta frente al piano, es un torbellino, y el talentoso artista complace a todos sin perder un ápice de su marcado carisma.

Basta conocer a Carnota un poco, para saber que es de esas personas que se multiplica, está aquí, allá, más allá, en el local que ocupa Alianza contra la diabetes, en el Cashman Field, en la televisión, en este restaurante, y en aquel… el hombre, el artista de formación sólida, pasa trabajo, enfrenta dificultades, sin embargo no se rinde, no baja la guardia, y desde hace un tiempo, se lo comentó a El Mundo, también hace cine, es el viejo sueño de interpretar a Carlos Gardel. “La película va por la mitad, apunta el pianista, compositor, profesor, cantante, y puedo decir con propiedad, que es un trabajo de locos, con encontronazos, que si el dinero, señala, las locaciones, la iluminación correcta, los planos, las tomas, el guión… pero sueño al fin, tiene de apasionante, de atractivo, y no puedes desprenderte, comes y piensas en eso, te bañas y piensas en eso, tratas de dormir y piensas en eso, como el periodismo, pienso yo”, dice y sonríe con esa risa de niño grande que delata a Carnota.

“Alguien, lejos de Las Vegas, pudiera pensar que aquí la vida es de hotel en hotel, juego, mujeres, sin embargo en esta ‘ciudad que no duerme’ la gente trabaja, y trabaja fuerte, afirma el inquieto pianista, y lo que es mejor, trabaja y se parece a mi, no se rinde, une un día de trabajo con el otro, y eso queda claro en la película de Gardel, es un filme sobre el fenomenal cantador de tangos, y es un mensaje de como se trabaja aquí, bien remunerados a veces , otras no tanto, pero no se deja de trabajar.

“En ‘El último tango de Gardel’ me acerco a esa gente trabajadora, a las familias, a quienes acaban de conocerte y te invitan a un café o a comer; quiero que en 90 minutos de película se olviden de los problemas, las deudas que no dejan vivir, prefiero que los abuelos, los padres, los hijos, la pasen bien, se rían, salten, se emocionen… y falta poco, reitero, ya tenemos unos 50 minutos de película de este lado”. 

Con unos 700 conciertos en su hoja de servicios, presentaciones en Estados Unidos, Inglaterra, España, México, Alemania, el ‘invencible’ Carnota canta en español, inglés,  italiano, francés, y como en ocasiones cantar y tocar el piano le deja tiempo, pues se va a entrevistar a sus invitados en la televisión, hace las delicias de muchos en un restaurante, o se mete de lleno en el cine. 

 

Responde las preguntas de un reportero que insiste más de lo que escribe, y los dedos del artista no descansan, se deslizan sobre el teclado y tararea ‘acaríciame ensueño’, ‘perfidia’, ‘el himno de la alegría’… y casi a manera de despedida, expresa: “el hombre puede aparentar ser esto o aquello, pero más que todo es lo que realmente hace, como ves toco el piano, canto, hago televisión, y ahora estoy en el cine, con problemas, carencias, pero en el cine, metiendo cabeza por aquí y por allá, en el cine, porque debo decirle que Gardel tampoco se rinde”, sentencia.

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