El espigado pintor Fernando Reyes va de la mano de los clásicos

Por Roberto PELÁEZ

“Soy de esos artistas que no pueden estar mano sobre mano, me gusta estar siempre haciendo algo, tal vez por eso tengo piezas en una expo y estoy terminando otras”, asegura el inquieto pintor Fernando Reyes, cuyas obras pueden apreciarse en diferentes partes de la bien llamada ‘ciudad que no duerme’.

Hace varios años Las Vegas acoge a un joven espigado, que procedente de California llega con una mochila llena de sueños, pinceles y bocetos, “entonces, dice el artista, sólo quería pintar y darme a conocer, que la gente tuviera la posibilidad de ver lo que hacía.

”Soy un eterno soñador, de esas personas que sueñan con los ojos abiertos, advierte, quería ser narrador de caricaturas -tal vez de la época del cine silente-, conductor de programas, y ya ve, me ‘atrapa’ la pintura... creo que ya no puedo estar sin pintar, entros”, sostiene, mientras sigue el ritmo de la música de Queens con un pincel.

“Otra cosa que me gusta mucho, agrega, es regalarle cuadros a mis amigos, a personas que quiero mucho, que le agradezco... con ellas soy muy desprendido, y por otro lado asisto a las exposiciones, me acerco a la gente para escuchar sus opiniones, claro, después me presento, respondo sus preguntas, le hablo de técnica, de influencias, y de paso hago amigos”, subraya.

“Recuerda lo que le dije al principio, señala, pues cuando ‘estoy en baja’, que apenas pinto, pues voy a eventos, hablo con los organizadores, y en pocos tiempo estoy haciendo algo en calidad de voluntario, ayudo, si hay que cargar libros o cuadros, soy de los primeros... eso lo heredo de mis padres, o hago caricaturas, a la gente le gusta mucho eso, reitera, siempre estoy al tanto de cuando viene el Festival de Libro de Las Vegas, creo que soy el voluntario número 1, comenta sonriente, me divierto, platico con la gente, le hago una caricatura a alguien que pasa, recorro diferentes stands”. 

La plática gira en torno al estilo, “soy un pintor empírico, sin escuela, pero observo mucho las obras de los clásicos, explica, y sí, algunas personas me hablan del estilo, dicen que me identifica, y otros me sugieren ‘explorar’, cambiar mi estilo... eso siempre provoca debates, intercambio de opiniones, alguno prefieren identificarme, aunque vean mis cuadros desde lejos, otros se inclinan porque no me deje encasillar, que varíe, y mientras tanto yo trabajo”, enfatiza.

“Apenas hace dos días regreso de Los Ángeles, comenta, disfruto estar con la familia, con mis padres, mi hermano, los sobrinos, pero Las Vegas es también mi casa, aquí viven varios amigos, y sobre todo mi obra; ahorita tengo un cuadro en el Centro Cultural Winchester”, apunta.

 

“Para mi lo importante es hacer y aprender, leo, veo revistas de pintura, vuelvo una y otra vez a los clásicos... esa es mi escuela”, afirma a modo de despedida.

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