El maestro del flamboyán... Rufino Méndez y su carta de presentación

Por Roberto PELÁEZ

Rufino Méndez, aseguran sus conocidos, ‘tiene una habilidad enorme para hacer amigos, él sabe escuchar’, precisan sus colegas Martín Colón y Carlos Porfirio.

La dominicana Tina Rivera, periodista y cineasta, va un poco más lejos: “Rufino tiene una técnica muy definida, utiliza colores muy vivos, y eso enseguida atrae a la gente... sus cuadros casi siempre están rodeados de gente, él escucha las preguntas, responde de manera convincente, se ‘gana’ al público”, argumenta.

Méndez, como Colón y Porfirio, han visitado Las Vegas en varias oportunidades, expuesto sus piezas, platicado con la gente, por eso no sorprende que a finales de agosto el primero de ellos: “es un excelente lugar para exponer, encuentras a muchas personas que saben de pintura, preguntan de estilo, de técnica, de la combinación de colores, de formato, de influencias.

“Es una lástima, indica Méndez, esto del Coronavirus, hemos tenido que posponer muchos planes, habíamos previsto otra visita a Las Vegas, llevar cuadros, exponer, intercambiar ideas, pero ya ve, hay que acatar las cosas como son y lo primero es preservar la salud, evitar contagios, hay muchas fronteras cerradas”.

Hay algo en el entrevistado que tiene siempre presente “tanto como el hacer amigos y pintar, dedicarme a mi familia, apunta, y es el miedo a la mediocridad, eso lo aprendí desde joven, cuando me percato del talento, de mis habilidades para pintar, la facilidad de los trazos, para asimilar una imagen que después traslado al lienzo... ser mediocre en lo que hago me espanta”, afirma.

Los paisajes campestres de Méndez tienen la ‘facultad’ de trasladar, “a uno le parece que está en el campo, destaca Colón, mire esas cabañas, el río, las gallinas, y ni hablar del flamboyán, ese árbol todo color que Rufino pinta con tanta maestría”.

Para Méndez, según precisa en su más reciente visita a Las Vegas, “el flamboyán muestra sus colores como pocos árboles en el mundo, el rojo, el naranja, el amarillo, el lila... los muestra en todo su esplendor, por eso para mi pintarlos una y otra vez, y otra vez, hasta el cansancio, clasifica como una aventura, la ‘tarea’ en la que vuelco  fuerzas, imaginación, cuido el estilo, cada pincelada... ser mediocre, ni el mismo flamboyán me lo perdonaría”, expresa.

 

“De mis visitas a EEUU, subraya, pues expongo en Las Vegas, Nueva York, Pensilvania, nos preparábamos para responder a otra invitación de la buena amiga Tina, pues lamentablemente se aparece el Coronavirus, y Colón, Porfirio y yo tuvimos que posponer el viaje, sin embargo le adelanto a los lectores de El Mundo -publicación de la que estoy muy agradecido-, que cuando todo se normalice vamos a estar allá, volveremos a platicar, responderé todas sus preguntas, voy a llevar varios cuadros donde aparece el flamboyán, esa es mi carta de presentación”.

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