Por Roberto PELÁEZ
Quienes los conocen saben que Reina Najarro, Rhina Dheming, Freddy Chávez, son eternos enamorados de la cultura, y eso es válido destacarlo cuando entramos en la última semana del Mes de la Herencia Hispana.
¿Cuántos mexicanos, salvadoreños, colombianos, chilenos, nicas, guatemaltecos, cubanos, ticos, argentinos... son defensores de la cultura de sus respectivos países, la promueven y defienden?
Con Najarro por ejemplo, se pudiera sostener una animada plática sobre literatura salvadoreña y universal, música, mientras Chávez es un defensor a ultranza de los trajes típicos, de las danzas, de los platos que identifican a diferentes lugares de Bolivia, porque, asegura, los alimentos, la manera de elaborarlos, también dicen mucho de nuestra cultura.
El poeta e investigador cubano Augusto Lemus, con un cuarto de siglo en Las Vegas, deja sentado: “la cultura es imprescindible para sostenernos como personas, preservar nuestra identidad, y eso es primordial, es algo que debemos resaltar por estos tiempos.
“Conservar, desarrollar nuestra cultura es vital para nuestro crecimiento, permite tener más conocimiento de nosotros mismos y de la sociedad; la cultura es algo de lo que no debemos desprendernos jamás”, sostiene.
“Tal vez por el Mes de la Herencia Hispana se habla mucho por estos días de la cultura de nuestros países -algo que deberíamos hacer siempre-, apunta Pablo Zermeño, de Guanajuato, México, y urge tener en cuenta los símbolos, las creencias, entonces nos preguntamos como estamos tan cerca y tenemos una cultura tan diversa, tan parecida y diferente... creo que tiene que ver con la identidad cultural”.
Najarro y Carlos Velis coinciden en que “a las nuevas generaciones hay que instruirlas, enseñarles todo lo que tiene que ver con la cultura y nos identifica; eso que aprendimos de los abuelos y los padres, no es justo que muera, tenemos que transmitirlo”, subrayan.
Está claro que la identidad cultural incide en el sentido de pertenencia y éste tiene que ver con las raíces, el amor por aquel pueblito perdido en que se dieron los primeros pasos, se aprendió a correr, a leer.
“Cómo olvidar la primavera en nuestros países, los ríos, el canto de los pájaros, los paisajes llenos de flores y colores, advierte Lemus... vinimos en busca de una vida mejor, sin embargo todo aquello vive dentro de nosotros y hay que contarlo para que no muera, al menos para quienes vivimos más lejos”.
La identidad cultural, los símbolos que menciona Zermeño, las costumbres y tradiciones, las creencias, tienen que ver sin dudas con un ideario colectivo, y éste no permite que algunas cosas ‘mueran’, queden en el olvido, sin importar el tiempo que transcurra, porque antes hay que dar a conocer, promover nuestra cultura, es así de “sencillo”, con el objetivo de que viva por los años de los años.