Por Roberto PELÁEZ
Fue en agosto de 2015, poco menos de cuatro años, cuando varias personas, amantes del teatro, decidieron unirse y formar el grupo teatral ‘Reencarnados’ sus miembros se reunieron alrededor de un programa de trabajo sobre el actor y su oficio.
El grupo concreta la planificación de su trabajo cotidiano en su sede habitual, localizada en el 4847 Jean Ave. Es allí donde convergen los diversos intereses de cada uno de los actores y de la compañía en cuestión, teniendo como hilo conductor el amor, la pasión por el teatro.
‘Reencarnados’ es una compañía joven con deseos de investigar sobre el trabajo del actor, los límites y las posibilidades. El grupo está integrado en forma permanente por Catalina Franco, Claudia Ponce, Steven Gallego y Daniel Álvarez quien la dirige artísticamente. Sus integrantes consideran que el grupo funciona como un marco de trabajo que permite y propone el desarrollo técnico y artístico en el área de la disciplina teatral.
La producción de la pieza teatral “La muerte de la langosta”, ejemplifica Torres, comenzó con un entrenamiento estrictamente actoral y, a partir de algunos ejercicios, comenzaron a surgir escenas y posteriormente el texto, finalmente nos fuimos dando cuenta que eso que surgía era el génesis de una obra que estábamos construyendo entre todos. “La muerte de la langosta” es una obra construida con nuestras limitaciones en la vida cotidiana y con la maravillosa posibilidad de exponernos en escena para saltar nuestros límites, argumenta Torres, argentino de nacimiento y asentado en Las Vegas, con mucha experiencia sobre las tablas, lo mismo que Gallegos.
Más sobre “La muerte de la langosta”
“La muerte de la langosta”, prosigue el director artístico, es una obra que afortunadamente no partió de ninguna idea predeterminada, los actores fueron ‘descubriendo’ necesidades y mi trabajo es aportar una estructura en la que los actores puedan construir sus personajes.
El proceso es caótico, puntualiza, nunca sé qué parte del espectáculo me muestran los actores, si bien ya tenemos un fragmento lineal con una forma teatral, aparecen imágenes que no sabemos si corresponden al inicio a la mitad de la obra o al final.
Es como si los actores durante los ensayos, arrojaran miles de ladrillos, cada uno de ellos con una forma única y debemos descubrir en qué parte de la obra es necesario.
Hace un alto en su explicación, y como una idea subordinada, deja caer: Cada uno de los integrantes de ‘Reencarnados’ tenemos una vida social con horarios programados, citas, formalidades, vestimentas y la creencia en un tiempo lineal como pasado, presente y futuro, que nos hacen suponer que ese tipo de orden es natural.
Afortunadamente, acota, nuestro grupo nos permite romper con todo lo naturalizado, aun en la historia individual de cada uno, y de a poco se va abriendo un panorama más complejo y a la vez mucho más simple.
