Inmigrantes indígenas mexicanos reclaman sus derechos en Nueva York

Inmigrantes de pueblos indígenas de México en Nueva York conforman el consejo de los pueblos originarios para buscar solución a los problemas que enfrentan, durante la primera asamblea en la que hablaron en sus lenguas natales denunciaron ser olvidados por su país.

Redactaron un documento dirigido al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, la Cancillería y la Secretaría de la Gobernación, a quienes aseguraron de que “no somos desechables”. 

En el documento piden que se reconozca y respalde al primer consejo de los pueblos originarios en Nueva York.

“En nuestro país hay leyes de que el idioma originario debe ser respetado como el español, y aquí tiene que ser igual. El consulado tiene que hacer lo mismo”, comentó el mixteco Saúl Quizet Rivera, de Guerrero.

“El presidente dijo que primero iban los pueblos y más que todo los originarios. Nuestra intención es hacerle saber y entender que aquí hay  también miles de pueblos originarios”, indicó Rivera.

“Él (López Obrador) ha dicho que quiere trabajar directamente con el pueblo. Nosotros somos el pueblo”, afirmó.

Cocinando o lavando platos en restaurantes o repartiendo comida como Rivera, limpiando casas o cuidando niños, detrás del mostrador de un negocio, en fábricas o en el campo agrícola, son miles los inmigrantes indígenas desempeñándose en trabajos esenciales donde enfrentan discriminación. 

Según datos de algunos profesores y del consulado mexicano hay más de 35 mil habitantes de lenguas indígenas en Nueva York, “y nosotros decimos que hay más de 200 mil personas y aun así somos invisibles”. Los inmigrantes son de los pueblos originarios Tu’un savi, Náhuatl, Ñoo Ndanm, Me’phaa, Amuzgos y Tlapanecos, entre otros.

Rivera, como muchos inmigrantes, trabajó como lavaplatos en un restaurante, donde dice haber sido discriminado por su origen.

“Uno se siente orgulloso de ser indígena, se siente bien, pero cuando llegué hace siete años y trabajé de lavaplatos el tema indígena era muy apagado, sufrí de racismo por otros latinos, pero sobre todo de los patrones porque nos ven más oscuritos, chaparritos. Nuestro español no es el mejor y piensan que somos ignorantes y nos hacen trabajar demás sin pagar las horas extras”, lamentó. Nueva York (EFE)

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