Por Roberto PELÁEZ
El amor todo lo puede... ese es el mensaje que a lo largo de su vida -con palabras y acciones-, envió este hombre asesinado de manera cobarde el 24 de marzo de 1980.
Óscar Arnulfo Romero es exactamente eso... todo amor, a casi cuatro décadas de su desaparición física, la comunidad hispana de Las Vegas enarbola su mensaje como bandera y recuerda su canonización.
Qué hizo el Monseñor Arnulfo Romero para que un hombre (¿?) apretara el gatillo a cambio de un poco de dinero y apagara -si es posible- la voz de aquel.
¿Cómo apagar la voz y el ejemplo de aquella figura inmensa empeñada en dar amor más que todo y cuidar de su ‘rebaño’?
El miércoles 16 la comunidad católica de la bien llamada ‘ciudad que no duerme’, se da cita en la iglesia Santa Ana para conmemorar el primer año de la canonización de Arnulfo Romero, y ratificar de paso que el amor no muere, aunque algunos coprófagos insistan.
El 24 de marzo de 1980, en El Salvador, en medio de un ambiente en que prima la violencia, y la vida de un ser humano no vale nada, Óscar Arnulfo Romero es asesinado por perseverar, insistir en construir la paz con amor. ¿Quién puede considerar siquiera que un disparo pueda poner fin a una idea, a un ejemplo?
Casi cuarenta años después, el obispo salvadoreño vive, y miles, millones de personas de todas partes esgrimen y defienden sus ideas, las mismas que aquellos miserables del gatillo y el dinero no comprenden.
La misa del miércoles 16 por la canonización del obispo Arnulfo Romero en la iglesia Santa Ana, es exactamente eso, una muestra inequívoca de que el amor y la justicia van de la mano... a veces tardan, sin embargo no se quiebran, no ceden... se imponen.
Centenares de personas colman el local y una cifra similar escucha con respeto desde afuera. Se abre paso el amor, la ternura, el reconocimiento a quien siempre da lo mejor a sus semejantes, defiende a su pueblo aun en los tiempos más difíciles y oscuros.
En aquellos tiempos difíciles el monseñor Arnulfo Romero no claudica y enseña el evangelio... el también está convencido de que el amor todo lo puede, y no está ni remotamente ajeno al peligro, es más, lo conoce, sabe de donde viene, sin embargo no teme.
Los asistentes a la misa por la canonización experimentan algo especial, desde lo alto Jesús los contempla amoroso, y al lado de cada uno de ellos está aquel hombre designado para salvaguardar a ‘sus ovejas’, el que cierra filas en un lugar de El Salvador con quienes tienen menos, con los desposeidos.
El santo Óscar Arnulfo Romero tiene mucho que hacer sobre la tierra, por eso llama a todos a dar amor, a quererse sin reparar en nada.
Sin dudas el 24 de marzo de 1980 resulta un día triste, millones de personas en El Salvador y el mundo lamentan el asesinato, sin embargo no tardan en comprobar que tu figura crece, se empina.
Óscar Arnulfo Romero, a la distancia en el tiempo podemos decir que tu andar, tus palabras, tu verticalidad, se afianzan, se multiplican, porque ya lo saben muchos, el amor todo lo puede.
