Caravana y vigilia por el trágico accidente en North Las Vegas

Por Rafael ROMERO

Aun se habla, se recuerda el accidente que arrebató nueve vidas, sembró el luto en familias del valle, ¡siete personas de una misma familia! Un dolor terrible.

El duro golpe sirvió también para poner a prueba a la comunidad. La caravana y vigilia del pasado sábado 4 que concentró a muchas personas en las proximidades de Cheyenne y Pecos, en la ciudad de North Las Vegas, fue una excelente respuesta. Se puede mucho juntos.

El evento, tan sentido como aleccionador, resultó sin dudas una jornada de solidaridad con la familia Zacarías, y de necesaria reflexión, una muestra de lo que puede hacer una comunidad conmovida, estremecida ante el dolor.

Familiares de las víctimas, amigos, niños, el vice alcalde Isaac Barrón; Eddie Ramos, líder de los uruapenses; Marko Gamboa, del Centro Cristiano el Shaddai y junto a Mayra Cortez organizadores de la actividad; Margarita Mora, Janet Revere... acudieron al sensible acto.

Desde que se dio a conocer la triste noticia varias personas se acercaron a miembros de la familia Zacarías para ofrecer sus condolencias, líderes de diferentes organizaciones locales, portadores de un mensaje: no están solos en medio de una situación tan triste. Aquí está su comunidad.

Barrón, Gamboa, Ramos, coincidieron en que ‘ni uno más’, por favor, que no se pierda a un familiar más, un amigo, un vecino, compañero de trabajo, un conocido, un miembro de la comunidad, víctima de la irresponsabilidad al conducir... bájenle a la velocidad, urge tener conciencia de lo doloroso que resulta, lo costoso; es un llamado a la conciencia, no más luto por las negligencias volante en mano.

Está claro que el dolor se multiplica, los últimos años han visto aumentar de manera considerable el número de accidentes de tránsito, los irresponsables apuestan por ir más rápido, por hacer caso omiso de las leyes, de las señales de tránsito, y ello trae consigo el dolor y el luto. No más la ley de la selva.

Quienes acompañen a los conductores llámenlos a la reflexión, es mejor perder un minuto en la vida y no la vida en un minuto.

Quienes acudieron a la vigilia y caravana por las personas fallecidas en el accidente aportaron en mayor o menor medida, en la organización, disciplina, sensibilidad, respeto; el evento fue una muestra inequívoca de solidaridad, de unidad ante el dolor y la tristeza, de entendimiento y comprensión, de respaldo. Varias personas, incluyendo niños, que conocieron a los fallecidos, platicaron de ellos, de su calidad humana y deseos de vivir.

La solidaridad se basa, por encima de todo, en el respeto y la empatía, en la comprensión de que otro (a) necesita de colaboración y apoyo. La familia Zacaría necesita el aliento, y la comunidad requiere, exige, llama, insta, a que no hayan más accidentes causados por la irresponsabilidad, que no se pierda una vida más por la negligencia.

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