Conocimos el hambre, el frío, dormimos en el suelo: Stefani y Marjorie

Por Rafael ROMERO

Para las jovencitas Stefani y Marjorie el 2014 fue literalmente una pesadilla. Son hermanas, oriundas de El Salvador; la primera tenía sólo dos años y la segunda era una bebé cuando sus padres vinieron a los Estados Unidos en busca de una vida mejor.

Cuando Stefani y Marjorie contaban 14 y 12 años, respectivamente, decidieron venir también para este país, acordaron no decirle nada a su mamá “no queríamos que se pusiera nerviosa”, precisan las hermanas.

En el 2014 cruzamos la frontera, por Reynosa, Tamaulipas, y es ahí donde vivimos algo parecido a lo que viven en estos momentos los niños separados de sus padres, con un trato pésimo y en muy malas condiciones, recuerdan... nos identificamos mucho con lo que ellos sufren, abundan.

En aquel Centro de Detención, dice Marjorie, había un frío tremendo, pedimos una cobija y nos dieron una vieja, no calentaba, sentíamos que todo estaba helado, dormíamos en el suelo, sin colchones, asegura. Nosotras pese a tener 14 y 12 años supimos lo que era el hambre, el frío, la humedad, el mal trato en los Estados Unidos, dormir mojadas, y apenas llegamos a la frontera, indica.

Allí tuvimos que limpiar para comer, recuerda Stefani, aquellos días no los vamos a olvidar, añade; no sabemos si ahora aquel Centro y las condiciones son las mismas o peor, porque este presidente (Donald Trump) cree que los inmigrantes somos criminales, violadores, andan con drogas, entonces quizás hoy sea peor que cuando nosotras vinimos... ojalá, sostiene, él conociera un poco más a la comunidad hispana.

Cuando dijimos que teníamos hambre, coinciden las entrevistadas, nos dieron un sandwich de varios días, teníamos tanta hambre que pasaron cuatro años y no lo olvidamos.

Sí, destacan, ya tenemos seguro social y permiso de trabajo, aprendimos un poco de inglés, apunta Stefani, también tenemos una abogada que nos representa y ayuda muchísimo... ya hemos ido varias veces a la Corte, comentan.

Las jovencitas viven con sus padres en Las Vegas, y precisan que su representante les aconseja tener mucha paciencia, nos alienta a tener calma, a no desesperarnos, subrayan.

 

El caso de una de las hermanas está cerrado, el otro en proceso; ambas tienen un sueño: ojalá un día, afirman, podamos ser residentes de este país.

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