Cuando Alma le pone el alma

Por Roberto PELÁEZ

“Tienes mucha fuerza de voluntad, es verdad que todo lo que te propones lo consigues, haces un gran esfuerzo”. Con la sabiduría que dan los años, la madre de Alma Rodríguez mira a su hija a los ojos y prosigue: “todas las metas que te has propuesto las has cumplido... estoy muy orgullosa de ti”.

Rodríguez acaba de recibirse en la Universidad de Nevada Las Vegas (UNLV) y obtener una maestría, tras poner todo su empeño a lo largo de 18 meses ininterrumpidos de clases y exámenes.

“Tomo lecciones de 16 materias, destaca la recién graduada, tengo el apoyo de mi familia, de mis compañeros de trabajo, por eso digo que este éxito es de todos... realmente ese curso es muy intenso, sin descanso, sin vacaciones, y claro, sin dejar de trabajar, pero el respaldo de ‘mi gente’ no se hizo esperar, me motivan a seguir adelante, y ya ve”.

De padres oriundos de Mexicali, nacida en California, Alma es la quinta de nueve hermanos, está casada hace 21 años y tiene tres hijos: Humberto (de 19), Luis (de 17) y el pequeño Christopher, de 13, quien desde hace 12 años vive con un corazón trasplantado.

“No tengo dudas, externa, de que Christopher también tiene mucha fuerza de voluntad, toma parte en las competencias nacionales, el año pasado compite en cinco modalidades y obtiene cuatro medallas de oro y una de plata, resulta una de las figuras más destacadas de la delegación de Nevada.

“Por otro lado, significa, el curso de Administración del Cuidado de la Salud es tenso, subraya, hay que ir adelante durante año y medio, estudiar de manera sistemática, trabajar, dormir poco, abunda, esa materia de la contabilidad (no me gustan los números) es bien difícil para mi y claro tuve que dedicarle mucho tiempo.

“Estoy contenta porque terminé, pude recibirme, y también porque veo el cariño, el orgullo de mis padres, de mi esposo, mis hijos, de mis compañeros de trabajo... ellos confiaron en mi, fueron como un motor impulsor; mientras dura el curso es preciso poner todo a un lado, llegar del trabajo y sentarse frente a la computadora, hundirse en los libros, a veces uno de mis hijos me trae un vaso de agua, o un sandwich, se acuestan y yo sigo, y ni hablar de Nevada Donor Network (NDN), todos allí me alientan, desde el primer día hasta cuando me recibo siento su apoyo, sus palabras motivadoras, eso vale mucho, y les estoy muy agradecida”, remarca.

La entrevistada recuerda que luego del trasplante a su pequeño (cuando el pequeñín cuenta solo un año), ella conoce aun más de la importancia de la donacion de órganos, y desde hace seis años pertenece a NDN.

 

“Creo que desde NDN, apunta, puedo aportar algo, contribuir con mi trabajo a hacer la diferencia, ayudar a la comunidad, sobre todo a aquellas personas que han perdido a un ser querido y enfrentan un momento difícil de sus vidas”, argumenta.  

 

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