El deseo de ver y aprender sobre la magia que identifica a Yucatán

Por Roberto PELÁEZ

Lo mejor de Yucatán es su gente, o su comida, el tesoro mágico que representan las pirámides, las huellas dejadas en millones de personas, la artesanía, los trajes típicos, las guayaberas, la música... 

Alberto Bache, Flor Cardona, Alfredo Barrera, los hermanos Humberto y Carlos Cervera, hijos ilustres de aquel territorio mexicano, viven orgullosos del lugar que los vio nacer.

Humberto, estudioso incansable, profesor de la Universidad Autónoma de Yucatán, no pierde la oportunidad de platicar sobre la creación del mundo (según el libro del Popol Vuh, el ejemplarsagrado de la mayas), mientras Barrera diserta sobre la arqueología yucateca, un tema que lo apasiona y sobre el que ha escrito varios libros, uno de ellos con presentación en Rancho High School.

Con el inquieto Carlos Cervera es difícil platicar sin que aflore su inmenso amor por Yucatán, lo mismo sucede con Flor Cardona, y qué decir de Bache, quien considera que si usted va a Yucatán y no visita las pirámides es como si no hubiera ido.

Aparte de las famosas pirámides, que en gran medida identifican a Yucatán, los yucatecos mencionados resaltan que el ‘frijol con puerco’ también ocupa un lugar de privilegio, como las guayaberas, y no se le ocurra dejar fuera -dicen- la ‘cochinita pibil’, tanto que no puede ir y regresar a Las Vegas sin probarla, lo mismo que la ‘pasta de guayaba’, el ‘merengue’ o la ‘cremita de coco’.

Carlos Cervera, quien por varios años organiza la actividad denominada ‘Mundo Maya Mágico’, opina que aun hay mucho por aprender, por mostrarle a la gente sobre la cultura de aquel lugar ‘bendecido por los dioses’, por eso en Sahara West Library llevamos a cabo un evento en que los asistentes aprecian muchas cosas de la cultura yucateca, y en todos siempre queda el deseo de ver y aprender.

Bache y Cardona coinciden en que lo acogedor y hospitalario de la gente no puede pasar inadvertido, según estos enamorados de Yucatán, debe ser un lugar a visitar, siempre se aprende algo, aparece quien te invita a las pirámides, a un platillo típico o a escuchar música.

 

“Yucatán es un lugar con una magia envidiable, que satisface a todos”, asevera Bache, a quien el Coronavirus le ha tendido una ‘zancadilla’ a la hora de organizar eventos “hemos tenido que posponerlo todo, pero yucatecos al fin somos optimistas y esto va a pasar... volveremos a ver a mucha gente acercarse con deseos de conocer las pirámides”, sostiene entusiasmado.

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