Feria del Renacimiento... un atractivo regreso al pasado

Por Roberto PELÁEZ

Lo dijo el poeta... “cualquier tiempo pasado fue mejor”.  No lo puedo asegurar. Sin embargo el sábado 14 muchas personas se dieron cita en el Sunset Park para abordar la máquina del tiempo y se divirtieron de lo lindo. Aunque aquí no vale aquello de recordar es volver a vivir, por la distancia en el tiempo... ¿o si?

Feria del Renacimiento, o Festival medieval, que de cualquier forma se entiende, fue exactamente eso, un regreso al pasado y diversión de lo lindo, un apartarse de la rutina para pasarla en grande y no arrepentirse, coincidieron Karina, Mali y Alex.

Vikingos, orfebres en plena faena rodeados de espadas, puñales, dagas, cascos, escudos, por un lado, por otro un grupo de personas aprecia de primera mano el arte de la cetrería, con halcón y todo, más allá una embarcación... es sin dudas una vuelta al pasado, a lo que conocemos por los libros y el cine. 

Damas con vestidos amplios que arrastran, eso sí, muy elegantes, de esos que vemos en las películas de época... quién habló de escote o de siquiera mostrar los tobillos. 

Los caballeros visten ropa de muchos colores, un cinturón ancho, botas de cuero claveteadas, guantes, cota de malla que cubre la cabeza y los hombros, lanzas, y tarros o cuernos para beber... estamos de vuelta al siglo XII o XIII; por acá un caballero con una capa de piel sobre los hombros, y más cerca su majestad el rey con rostro de buena gente. De la protección de cada uno de los caballeros se encarga un escudo grande, en forma de lágrima, a veces cruzado por varias rayas, o adornado por un dragón.

Es la primera vez que vengo y ya quiero volver el año próximo, comenta el hombre con traje de Luis XIII mientras se acerca al lago donde unos patos meten la cabeza en el agua y luego se sacuden. Sus dos pequeñas hijas toman fotos.

Casas de campaña por todas partes, en  un paisaje medieval, y aquel hombre tan alto, oh, no, pasea montado en un ¡camello! Sin dudas es otra de las atracciones.

Comienza a caer la tarde, la gente se acerca a sus respectivos vehículos, es hora de ir hacia delante en la máquina del tiempo, detrás queda una jornada para el recuerdo y el deseo inmenso de volver.

 

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