Grupos locales insisten en motivar el hábito de lectura

Por Roberto PELÁEZ

¿Qué relación hay entre el puesto que ocupa Nevada en educación a instancia nacional y la frase absoluta ‘ya nadie lee’?

La pregunta, ‘lanzada como al descuido’ toma de sorpresa a más de uno, pero casi de inmediato aparecen las respuestas.

Integrantes de grupos locales cuyo objetivo fundamental es vincular a los padres a la escuela y  defender una educación de calidad para niños, adolescentes y jóvenes subrayan: “mejorar la educación requiere de varios aspectos, tiene que ver el interés personal, que maestros, asistentes, padres y estudiantes sean uno solo, las mejoras salariales...

“Y por otro lado, añaden, si bien quienes leen son los menos, también nos interesa que los padres ayuden a los menores, los motiven a leer, a conocer; no podemos descansar en el afán de enseñar a nuestros hijos, de motivarlos, inculcarles el amor por los libros y la lectura”, resaltan.

La intervención del escritor e investigador Augusto Lemus en un programa de radio puso el dedo sobre la llaga en tan peliagudo asunto. “Los padres deben estar convencidos de que la lectura ayuda al desarrollo y perfeccionamiento del lenguaje, además de mejorar el vocabulario y la ortografía... si tienes conciencia de eso, de lo relevante que resulta para cualquier ser humano, entonces te preocupas por incentivar en tu hijo el hábito de lectura”, remarca.

En los grupos locales ‘Parent Leadership Team of Nevada ‘ (PLT) y American Federation for Children tienen claro que “enseñarles a leer es enseñarles a viajar por el mundo, conocer personajes increíbles, lugares que ‘viven’ en la mente de los escritores, nuevos horizontes”, externan.

“Hemos podido comprobar que cuando los niños leen, mejorar su manera de expresarse, tanto oral como escrita, incluso tienen un lenguaje más fluido, se les facilita la capacidad de expresar pensamientos propios, satisfacen su curiosidad intelectual, conocen a otros personajes, situaciones, se familiarizan con los escritores de diferentes nacionalidades, eso les facilita una educación o formación integral, que puedan platicar con soltura de varios temas”, reiteran.   

Sale a relucir el tema de la ayuda de los padres con las tareas escolares, “llega el momento en que no están preparados para asistir a los pequeños con los problemas de matemática y otros, por no decir también el inglés o la historia”, argumentan.

Muchos inmigrantes vinieron de rancho, con bajo nivel de escolaridad, encuentran aquí otra cultura, y viene el ‘choque’ con la educación de los hijos, “eso -precisan en los grupos cuyo desvelo es la educación- requiere que los padres se acerquen a la escuela, pregunten, procuren a las personas que pueden explicarle en su idioma, es su derecho, que se acerquen también a los consejeros, de manera que no regresen a casa con más dudas que información, si no aprenden, se informan, pueden hacer poco por sus hijos, y está en juego el futuro”, explican.

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