La Academia Civil Hispana suma más de 10 años al lado de la comunidad

Por Roberto PELÁEZ

Se dice fácil, pero quedó detrás una década -va camino de los 11 años- y más de una veintena de ediciones de la Academia Civil Hispana (ACH), más que todo una herramienta que resiste el paso del tiempo y de la que es preciso aprender para estar en mejores condiciones de asimilar de alguna manera la vida de emigrante, aprender o acercarse a las leyes de la nación que nos recibe, a una policía totalmente distimta a la que conociamos.

El oficial David Ciénega, director de la mencionada Academia, lo resume de tal modo que puede parecer fácil: “en cada una de las ediciones tratamos de que los alumnos tomen clases, aprendan de temas que interesan a la comunidad hispana, en su propio idioma, pues los oficiales son bilingües, y de cierta forma junto a las lecciones tratamos de que se rompa esa especie de barrera imaginaria entre ciudadanos y oficiales... no debe haber ningún miedo, somos la fuerza del orden frente lo mal hecho, los delitos, la violencia, en favor de la tranquilidad”.

Asuntos como la estructura del Departamento de Policía, la comunicación telefónica -en especial con el 911-, cómo debe proceder una persona si va conduciendo en caso de que lo detenga un oficial, aspectos inherentes a la violencia doméstica, el Homeland Security... son temas, entre muchos otros, que ayudan a insertarse en la vida de los Estados Unidos, que ayudan a comprender porque muchas personas dicen ‘un país de leyes’, reitera Ciénega al referirse, más de una vez a la incidencia de la Academia en la comunidad.

Al hablar de propósitos de la ACH, el oficial resalta: “Nuestra aspiración no es sólo que los hispanos aprendan, conozcan más de cerca del trabajo policial, también nos interesa que trasmitan lo aprendido a familiares, amigos, a personas de la comunidad...”. 

Dicho de otra manera el objetivo es que los conocimientos se multipliquen, que lo aprendido llegue el mayor número posible de personas, y cada una de ellas gane en conciencia del asunto en cuestión.

En la visita más reciente a las oficinas del semanario El Mundo, al reflexionar sobre la asistencia a clases de los inscritos, más que todo por la irregularidad de los horarios de trabajo en una ciudad como Las Vegas, Ciénega precisa: sabemos que las personas que se inscriben acuden a tomar clases, sin reparar en el cansancio tras una ardua jornada de trabajo, animados por conocer más de  los temas que tienen que ver con la Policía; los deberes y derechos, de ahí el orgullo de todos en cada sesión de clases.

“Sabemos que no es fácil, que muchos de esos alumnos vienen después de terminar en sus respectivos centros de trabajo, por eso yo como director, y cada uno de los oficiales en la ACH valoramos esa dedicación, el tiempo que dedican a la Academia, a tomar clases, deseosos de aprender más de éste, su nuevo país”.

Muchas de las lecciones de la Academia se imparten en la sede de Las Vegas Metropolitan Police Department (400 al sur de la Martin Luther King Boulevard, Las Vegas, Nevada 89106).

 

Coincidiendo con los primeros 10 años de la Academia, en diciembre del 2017, obtuvieron sus diplomas de graduados, en lo que de por sí fue una ceremonia histórica: José L. Álvarez, Ivonne Baltazar,  María Barrientos, Irving Constantino, Nayelis Domínguez, Zaira Escobar, Beatriz Ferreiro, Yadira García, Elizabeth Guerrero, Jonathan O. Olguín, Roberto Manzanero, Amalia Martínez, Aideé Muciño, Héctor Ochoa, Graciela Ortega, Miguel A. Ortega, Rodolfo Paredes, Arturo Parra, Luciano Peña, Enedino Pina, José L. Quintanilla, Benjamín Ramírez, Nelson O. Rodas, Anavelia Sotres y Carlos Velis.

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