Locales platican sobre diferentes secuelas provocadas por el Covid 19

Por Roberto PELÁEZ

“El 2020 y parte del 2021 representaron para nosotros un momento difícil en extremo, las afectaciones por el Covid 19, el cierre temporal de las escuelas (con la educación a distancia) y no poder contar al principio con las computadoras necesarias, nos afectó en gran manera.

“Con dos hijos -hembra y varón- prosigue Paulo, teníamos una sola computadora en casa, después por gestión en una iglesia y el grupo ‘Padres en liderazgo’ (PLT), conseguimos otra, la situación mejoró, pero no resultó nada fácil”, advierte.

“Nunca habíamos escuchado eso de educación a distancia, apenas nos podíamos comunicar con el maestro porque él habla inglés y nosotros sólo español, y con pocos conocimientos de computación, pero siempre digo que a pesar del estrés Ashley, nuestra hija mayor, estuvo bien con los estudios y las traducciones”, comenta la esposa.

“Al principio, coinciden, creíamos que a los pocos días las escuelas volverían a abrir sus puertas, y pasaron meses, algo bueno para evitar contagios, porque la salud es lo primero”, expresa Paulo.

“Incluso perdimos a un familiar, dicen, y eso empeoró el aprendizaje en casa, todo se hizo más complejo, después de las clases platicábamos en casa, buscábamos una solución, y la asistente del maestro ayudó mucho”.

Miembros de ‘Padres en liderazgo’ precisan que platican con muchos padres, salen a relucir las secuelas que dejó el Covid, problemas con el aprendizaje, con la tecnología, miedos por volver a  la escuela, el aburrimiento y el estrés.

“Fueron meses tensos, no todos los padres, los maestros, los estudiantes tienen la capacidad para asimilar, recuperarse de las adversidades, tratar de ver las cosas con optimismo, entendimos que debíamos alentar, brindar información, y claro, ayudar, gestionar donaciones, acercarnos a otras organizaciones”, sostienen los de PLT.

“Lo mejor -expresa Paulo- es que no desmayamos en el esfuerzo de que nuestros hijos aprendieran, les agradecemos al maestro, la asistente, a quienes nos tendieron la mano, y los niños se sobrepusieron, pero debemos decir que sentimos la solidaridad, no olvidamos cuando nos contactaron y nos dijeron que fuéramos a buscar una computadora, fue emocionante.

“Nos apoyamos, apunta la esposa, en Ashley para mandar correos electrónicos, hacíamos muchas preguntas, nos daba pena, y hoy parece un mal rato, pero no es igual que en el salón de clases, el niño se dormía, extrañaba a sus amiguitos, y teníamos muchas dudas también sobre el Covid.

“Cuando pensamos que el Distrito iba a reanudar las actividades en la escuela, comentan, pues seguimos con las clases virtuales, y no es igual que tener al maestro delante, aprender fue difícil para nuestros hijos, y seguro que también para muchos otros estudiantes”.

Sale a relucir que la esposa se quedó sin trabajo y a él le dieron menos horas, “ya le digo, todo fue muy tenso, reitera Paulo, a veces miro atrás y me cuesta entender cómo nos las arreglamos, familiares contagiados, amigos hospitalizados, en casa a tiempo completo, muchos también con niños que pasaban trabajo para entender las cosas de la escuelas, el tomar lecciones por computadoras, y sin una idea exacta de la pandemia y el tiempo que iba a durar... hoy agradecemos las indicaciones del gobernador, del personal de salud, y que no descuidamos la educación.

“Ver al maestro y a la asistente a través de una computadora, continúa, a veces no teníamos una idea exacta de lo que queríamos preguntar, pasamos trabajo con la tecnología, lo bueno es que ellos no se cansaron de explicarnos, y nosotros como otros padres comprendimos la importancia de su labor, lo bueno de las clases presenciales, y el esfuerzo de los niños porque no es lo mismo estar en casa que en la escuela”.

Ellos son de los padres a favor de más atención a la salud mental, han hecho amistad con los de PLT, y acotan que ahorita son más unidos como familia.

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