Si hablamos de arqueología un investigador de apellido Barrera

 

Por Rafael ROMERO

Con sólo 14 años Alfredo Barrera conoce como la palma de su mano toda la rivera maya, desde niño, apunta, soy una persona llena de inquietudes, que explora sitios, se fija en cada detalle, pregunta... tengo muchas inquietudes y me gusta ‘descubrir’, añade.

De baja estatura y mirada penetrante, Barrera mira a uno como si quisiera taladrarlo, nada le es inadvertido, al contrario, es de esas personas que quiere saber desde el microbio hasta el cielo.

Desde peque∫bo, enfatiza, leo cada artículo de la prensa rque tiene que ver con la arqueología, por eso digo que desde muy temprano todo aquello me apasiona, me atrae, comenta en su visita a las oficinas del semanario El Mundo.

Con más de cuatro décadas ligado al Instituto Nacional de Antropología e Historia y su director entre 1989 y 2001, el entrevistado tiene la gentileza de presentar su último libro en el City Hall de North Las Vegas.

Es un libro (“En busca de los antiguos mayas”) que sale a la luz tras dos años de investigaciones, con alrededor de 105 páginas y muchas fotos, en él analizolo más relevante del quehacer de los antecesores, de los pioneros en la arqueología maya, resalta el incansable investigador. Es una tirada de 3 mil ejemplares, apunta; tiene también como algo muy interesante que en un solo libro ofrezco detalles de 80 de los más destacados personajes de la arqueología maya peninsular, desde Fray Diego de Landa.  

Con alegría y una dosis de orgullo, resalta, podemos asegurar que la cultura maya no ha desaparecido, hay muchas tradiciones que permanecen, es más, entre Guatemala, México, Honduras, Belice y El Salvador, afirma, hay más de seis millones de maya hablantes, es una lengua, una cultura que resiste el paso del tiempo, sobrevive a la conquista, precisa y da rienda suelta a un tema del que no tiene cuando terminar de hablar.

Para mi es de motivo de mucha alegría, precisa, que esas personas maya hablantes hayan consegudo tener acceso a la educación superior, y un ejemplo de ello es la Universidad Intercultural de Quintana Roo, donde hay profesores que imparten las clases en maya.

Habla de sus visitas a Las Vegas, en mi viaje anterior, rememora, estuve en el Spring Preserve, en una actividad relacionada entre otros aspectos en la gastronomía yucateca.

En esta oportunidad, dice, compruebo que hay muchos jóvenes con deseos de conocer, de saber más de la atrayente cultura maya, y eso para nosotros los investigadores es muy importante, motivador incluso.

Se me acercan estudiantes, la mayoría hispanos, para preguntar por la arquitectura que emplearon los mayas; y no faltan quienes se interesan por conocer si se mantienen los sacrificios.

 

Me alegra saber que hay jóvenes lleno de dinamismo, con muchos deseos de aprender, que se sienten atraídos por una cultura de la que considero hay mucho que aprender, subraya el investigador y comienza a ojear su libro.

 

Top