Yesenia Maqueda... El gran orgullo de Isidro

Por Roberto PELÁEZ 

No sé con exactitud quién está más alegre. Yesenia Maqueda acaba de finalizar sus estudios y obtener su título de terapista de masaje. Su padre no cabe en sí de contento.

“Soy de un lugacito de Hidalgo, México, llamado El Dadho. Vine en 1990 a Las Vegas, tengo seis hijos (cinco hembras), soy jardinero y presidente de la Federación de Hidalguenses”, apunta Isidro Maqueda entusiasmado.

Entonces, y sólo entonces, escucho a la joven Yesenia.

“Soy la mayor de mis hermanos, subraya, estoy muy contenta por haber terminado mis estudios... sí, soy bilingüe, es que viví en México y aprendí español”, explica.

“Ella nació aquí, añade Isidro, pero pequeñita la llevamos a México, enseguida se le ‘pegó’ el español, y al regresar, bueno, pues fue a la escuela y no tuvo problemas para asimilar también el inglés, ella sabe de la importancia de ser bilingüe”, enfatiza.

La muchacha responde la siguiente interrogante: “siempre me gustó lo del masaje, me reporta satisfacción poder aliviar el dolor de otro ser humano, ayudar, porque además el terapista de masaje tiene mucho campo donde trabajar.

“Por ejemplo, continúa, puede desempeñarse en un hospital, una clínica, un hotel, también atender a deportistas, o a cualquier persona que necesite un masaje, por tener un músculo contraído, quiere relajarse después de un esfuerzo, está estresada”.

Se utiliza el masaje para muchas otras cosas, comentamos entusiasmados. 

“Sí, claro -expresa-, la vorágine de trabajo, la vida que llevamos hoy, el estrés, pues el masaje cobra mucha importancia, se puede utilizar para contrarrestar el insomnio, la ansiedad, dolores musculares, el mismo estrés por el trabajo, las deudas, los estudios...”.

La entrevistada, de 26 años, destaca que el curso para graduarse de terapia de masaje tuvo una duración de 11 meses. “Tomamos lecciones de manera presencial y virtual, para mí, que como le dije es algo que me gusta, pues lo disfruté, claro que exige esfuerzo, como todo, sin embargo el aliciente es todo lo que aprendes, el alivio que le reportas a los demás, hasta mi papá fue a una de las prácticas y le ofrecí una sesión de masaje, y sintió alivio después de una intensa jornada de trabajo al aire libre, afectado por las altas temperaturas”, argumenta.

La graduación tuvo verificativo en el Orleans Arena, el pasado 13. “Asistió mucha gente, familiares, amigos -explica la joven-, estudiantes que se iban a graduar y otros que aún toman clases... sí, claro, fueron mis padres y todos mis hermanos, todo fue bonito, emocionante, mis padres lo disfrutaron mucho, y los profesores nos felicitaron”.

No comenta si después de la ceremonia la llevaron a un restaurante, pero agrega: “tras graduarnos podemos proseguir estudios, adentrarnos en aroma terapia, reflexología, que es algo para estimular los puntos correctos en pies y manos, emplear diferentes técnicas, presionar, y brindar alivio”, concluye.

 

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