Por Roberto PELÁEZ
En más de una oportunidad hemos destacado el desempeño de experimentados entrenadores deportivos del valle, esos que ‘vuelcan’ sus conocimientos en los niños para que se abran paso hasta ganar medallas, integren selecciones ganadoras, pero...
Se pueden citar casos como los de Felipe Loyo y Sergio Reyes, de Efraín Martínez y Everardo Mendoza, Alberto Hernández, junto al ‘gigante’ Wilmer Contreras, quien mide seis pies y 11 pulgadas y acondiciona a adolescentes deseosos de aprender a jugar baloncesto.
La primera vez que entrevisté a Hernández, allá por el 2011, destacó: “Si un entrenador enseña bien su disciplina, no solo tendrá campeones, también tendrá excelentes seres humanos”. No le falta razón.
Precisamente por lo anterior esos entrenadores -y otros del valle- hacen énfasis en conocer a los padres de los jugadores, insisten en la disciplina dentro y fuera del terreno, en el respeto a los practicantes, el público, los árbitros, y por supuesto el colectivo técnico.
En aquella oportunidad Hernández se refirió incluso su interés por conocer también la opinión de los maestros de materias docentes acerca de los jugadores, sus calificaciones.
Loyo, Reyes, Mendoza, también insisten en que los alumnos deben aprender a enfrentar las adversidades, a darlo todo en defensa de la camiseta, a venir de abajo en el marcador, saber jugar en equipo, sin egoísmo.
Es que estos entrenadores tienen las cuentas claras, aman el deporte, enseñan a los niños y adolescentes a amarlo también, los ‘contagian’ con su pasión, los preparan para que se crezcan, se empinen con el objetivo de que hagan realidad sus sueños y aspiraciones...
Pero lo más relevante es que los enseñan a ser mejores personas, les platican de ética, solidaridad, generosidad, a ser un ejemplo en diferentes esferas de la vida. “A los futbolistas y boxeadores, argumenta Hernández, les platico de cómo deben conducirse con sus padres, amigos, vecinos, compañeros de estudios, en la cancha, el gimnasio, el ring, con las personas mayores, el respeto que deben mostrar siempre, eso es lo más importante”, advierte.
Es un lujo que la ciudad pueda contar con entrenadores como los mencionados., que contribuyen a la formación integral.
