Estados Unidos no se fía del repliegue de las tropas rusas en la frontera con Ucrania, como demostró el presidente Joe Biden en un mensaje en el que denunció que todavía es “posible” que Rusia invada ese país.
Después que Washington anunciara el traslado de su embajada de Kiev al oeste de Ucrania por la posible invasión, el Kremlin anunció la retirada de unidades próximas a la frontera y aseguró que han cumplido su misión.
Biden aseguró que los analistas de EE.UU. indican que los militares rusos “siguen en postura amenazante” y que Rusia tiene todavía a más de 150 mil soldados alrededor de Ucrania y Bielorrusia.
Las tropas rusas en la zona fue el detonante de la tensión entre Rusia y Occidente, en aumento a medida que Washington denunciaba una invasión “inminente” del país europeo.
El presidente ruso, Vladímir Putin, afirmó que Rusia no quiere un conflicto en Europa, y Biden advirtió que una invasión al territorio ucraniano desataría “una guerra sin causa ni razón”, que tendría costos humanos “inmensos” para Ucrania y graves consecuencias para Moscú.
Biden habló con su homólogo francés, Emmanuel Macron, se mostró dispuesto a “defender cada centímetro” de la OTAN, si Rusia ataca a algún país de la Alianza.
Se dirigió a los estadounidenses, y les avisó de que un conflicto con Rusia podría afectar sus bolsillos, tendría “un impacto en los precios de la energía”.
La portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, afirmó que Biden “está abierto a todas las opciones” para controlar los precios de la gasolina si se dispararan por sanciones a Rusia.
“Putin sabe, porque ha escuchado de boca del presidente (Biden), que si Rusia invade Ucrania, recibirá sanciones, no necesitamos al Congreso para ello”, aclaró Psaki. Washington (EFE)