Editorial 08-31-13: El sueño de King y de todos

Hace 50 años la comunidad afroamericana marchó en la capital de los Estados Unidos para demandar al gobierno y al pueblo dos cosas: respeto a sus derechos civiles y empleo. El Dr. Martin Luther King Jr encabezó la histórica movilización que reunió a miles y fue donde pronunció su famoso discurso “Tengo un sueño”.

A 50 años de distancia, como bien dijo el presidente Barack Obama, las cosas han cambiado y sí hay muchos avances. La lucha y sacrificios de King y sus compañeros poco a poco dio frutos porque incluso ahora hay un presidente afroamericano en el máximo cargo de la nación.

Sin embargo las demandas sociales siguen, como ahora lo es la regularización de estatus migratorio para más de 11 millones de personas viviendo en el país sin autorización.

El 28 de agosto de 1963 Martin Luther King dirigió la “Marcha por el empleo y la libertad”. Hoy en el país se marcha por la Reforma Migratoria y la reunificación familiar.  

Lo que King declaró con su “Tengo un sueño”, que la gente se ocupara de tratar al ser humano por sus valores antes que por el color de su piel ha tenido enormes avances. En muchas cosas se ha conseguido, aunque persisten rezagos que la comunidad afroamericana sigue resintiendo.  Por eso los líderes afroamericanos dicen que la lucha continúa.

Y lo mismo pueden ahora decir miles de “Dreamers”, jóvenes indocumentados soñadores con la aspiración y demanda de sentirse aceptados en todos los sentidos como estadounidenses. La lucha continúa porque una acción diferida apenas es un alivio pero no la solución.

No podemos dejar de recordar el discurso de King y qué mejor que reproducir algunas partes:

Hace cien años, un gran estadounidense, cuya simbólica sombra nos cobija hoy, firmó la Proclama de la emancipación. Este trascendental decreto significó como un gran rayo de luz y de esperanza para millones de esclavos negros, chamuscados en las llamas de una marchita injusticia. Llegó como un precioso amanecer al final de una larga noche de cautiverio. Pero, cien años después, el negro aún no es libre; cien años después, la vida del negro es aún tristemente lacerada por las esposas de la segregación y las cadenas de la discriminación; cien años después, el negro vive en una isla solitaria en medio de un inmenso océano de prosperidad material; cien años después, el negro todavía languidece en las esquinas de la sociedad estadounidense y se encuentra desterrado en su propia tierra.

...Cuando los arquitectos de nuestra república escribieron las magníficas palabras de la Constitución y de la Declaración de Independencia, firmaron un pagaré del que todo estadounidense habría de ser heredero. Este documento era la promesa de que a todos los hombres, les serían garantizados los inalienables derechos a la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad.

Hoy les digo a ustedes, amigos míos, que a pesar de las dificultades del momento, yo aún tengo un sueño. Es un sueño profundamente arraigado en el sueño “americano”.

Sueño que un día esta nación se levantará y vivirá el verdadero significado de su credo: “Afirmamos que estas verdades son evidentes: que todos los hombres son creados iguales”...

 

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