Editorial: Día Internacional de la Mujer

En el marco del Día Internacional de la Mujer, que se celebró el 8 de marzo, la revista Time dedicó una edición a destacar cómo, las mujeres han logrado redirigir las luces, las cámaras y el poder en Hollywood.

La entrega de los Óscar, reflejó el avance inequívoco de la industria en la inclusión, la aceptación y la diversidad que caracteriza a los Estados Unidos.

Los escándalos de abuso y conducta inapropiada fueron tema recurrente en los últimos meses, y seguirán saliendo a la luz más escándalos, colocando lápidas en las personas inescrupulosas que abusan de su poder para subyugar a las mujeres, desde productores de cine, atletas, políticos y artistas, en todos frentes se han empezado a organizar las mujeres para brindarse apoyo. El movimiento #MeToo se ha convertido en un fenómeno mediático que permite a muchas mujeres romper el silencio y denunciar el abuso del que fueron víctimas, en algunos casos, desde hace muchos años.

Este año, las activistas rurales y urbanas transforman la vida de todas las mujeres.

Bajo el lema “Ahora es el momento” la celebración se sumó a un movimiento mundial sin precedentes por los derechos, la igualdad y la justicia de las mujeres. El acoso sexual, la violencia y la discriminación contra las mujeres han acaparado los titulares y el discurso público, con una creciente determinación a favor del cambio.

El Día Internacional de la Mujer nos brinda la oportunidad de transformar el impulso en acción, de empoderar a las mujeres en todos los contextos, y rendir homenaje a las activistas que trabajan sin descanso defendiendo los derechos de las mujeres y animando a las mujeres a que se desarrollen plenamente.

Centrándose también en el tema del 62º periodo de sesiones de la Condición Jurídica y Social de la Mujer, la celebración quiso llamar la atención sobre los derechos y el activismo de las mujeres rurales, que constituyen más de un cuarto de la población mundial y la mayoría del 43 por ciento de las mujeres que se dedican a la agricultura en el mundo.

Ellas labran la tierra, plantan las semillas que alimentan a sus comunidades y se hacen resilientes frente al cambio climático. Sin embargo, en casi todos los aspectos del desarrollo, debido a las arraigadas desigualdades y discriminación por razones de género, las mujeres rurales viven en peores condiciones que los hombres rurales o las mujeres urbanas. Por ejemplo, menos de un 20 por ciento de los propietarios de tierras son mujeres, y si bien la brecha salarial en base al género es el 23 por ciento, en las áreas rurales esa cifra sube hasta el 40 por ciento. Carecen de infraestructuras y servicios, trabajos dignos y protección social, además de ser más vulnerables a los efectos del cambio climático. Las mujeres rurales y sus organizaciones tienen un enorme potencial y se están moviendo para reclamar sus derechos y mejorar sus medios de vida y su bienestar.

 

¡Ahora es el momento!

 

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