Editorial: Día de la ONU... celebrar o no celebrar

Desde hace más de 70 años el 24 de octubre se celebra el Día de las Naciones Unidas. 

El 24 de octubre de 1945 se puso en vigor la llamada Carta de las Naciones Unidas. Si la organización, de carácter mundial, tiene mucho o poco que celebrar, depende ‘del cristal con que se mire’.

Resulta incuestionable precisar que cualquier organización con más de siete décadas de “lucha por la paz”, tiene motivos de sobra para celebrar. La pregunta es: cuánto se ha logrado. 

Por si fuera poco, en aquella histórica jornada la Asamblea General de la ONU recomendó que cada año los países celebraran la fecha como un día festivo. El mensaje era -y es- que la paz llegue a todos, que los países puedan vivir en armonía... que puedan convivir. 

Habría que preguntarle a quienes padecen hambruna en China, Estados Unidos y otros países si están en condiciones de celebrar el 24 de octubre, o a los familiares de los civiles muertos por bombardeos en Siria, o para no ir tan lejos, a quienes protagonizan la caminata desde Honduras y Guatemala con rumbo norte, o las constantes guerras entre naciones vecinas o distantes, por diferentes motivos.

No se puede perder de vista que la prioridad número uno de la ONU es intentar (INTENTAR) mantener la paz y la seguridad internacionales, promover entre las naciones un clima de amistad, de respeto, de progreso social. Es sin dudas un objetivo noble, muy noble, digno de elogios y reconocimientos. Tiene que ver también la UNO con facilitar el desarrollo de todos los países, con la reducción de la pobreza, promover la prosperidad... proteger el planeta.

Pero, siempre tiene que haber un pero, cuántos países respetan las decisiones de la ONU o de los países miembros que votan por esto, por aquello y lo de más allá, algunos se las pintan solos para proponer sanciones, otros, con solo mover un dedo, vetan esas condenas... y cada uno, o la mayoría, o para ver las cosas con una cuota de optimismo, los menos ‘tirando la braza’ hacia su sartén, para lo que les resulta más conveniente.

Un vistazo al listado de naciones sancionadas, algunas de manera severa, muy severa, permite ver que aparecen: Rusia, Irán, Libia, Siria, Corea del Norte, Ucrania, Venezuela. Nadie osa sancionar a Estados Unidos, este país o se porta muy bien, cumple todo al pie de la letra, o cualquier propuesta sabe que va a chocar contra el poder del veto.

El embargo o bloqueo a Cuba, que data de 60 años, es condenado año tras año en las Naciones Unidas, pero, argumentan, como tiene carácter de ley, las sanciones sólo pueden ser levantadas por el Congreso de los Estados Unidos.

Se debe precisamente a la ONU la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y por supuesto, las Naciones Unidas están en casi todos los conflictos en su afán de aportar seguridad, ayudando a reconstruir en los países arrasados... claro, algunos hubieran preferido que la ONU actuara antes de que arrasaran y murieran miles, incluidos los civiles.

 

Este 24 de octubre muchos celebrarán un aniversario más de la ONU, con el convencimiento de que queda mucho por hacer. 

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