Editorial: Maneje con responsabilidad en estas fiestas

La llegada del último jueves de noviembre y con él Thanksgiving, o sea el Día de Acción de Gracias, es mucho más que eso. Dar gracias es de por si un gesto noble, denota agradecimiento, humildad, y es justo reconocer que hay muchas cosas por las que dar gracias.

Propiciar la reunión familiar, compartir con personas allegadas, es en si mismo un tesoro, y eso trae consigo Thanksgiving, sin embargo es válido insistir, la celebración es mucho más que eso.

Comienza la temporada decembrina o de festividades, se respira un ambiente distinto, un árbol de navidad por aquí, luces por allá, disfraces... el mismo trato de la gente es distinto -aunque a veces no se note-, dicho de otra forma, se respira una alegría. Bienvenida la familiaridad, la música, las luces, los colores, el dar gracias, la risa y los abrazos.

De una y otra forma hay más tiempo para platicar en familia, hacer planes, dónde vamos, quién hace la ensalada, cocina la carne o el puré, quién va a traer el vino y la sidra, quién pone el pavo. Qué buena época para juntarse, para perdonar, para verlo todo de un color más lindo y se multiplique el entusiasmo, el optimismo en medio de una dosis considerable de felicidad y alegría.

Todo lo anterior está muy bien, sin embargo estadísticas grises, negras, tristes, llaman a la reflexión. Esta es una época en que suele ‘dispararse’ el número de accidentes automovilísticos.

Es preciso, en medio de todo, que el menos común de los sentidos -el sentido común- no falte, que no falte la mesura y el hacer las cosas con responsabilidad... es mucho lo que hay en juego en cada accidente, con su nefasta carga de muerte, heridos, pérdidas materiales, traumas. 

Ingerir bebidas alcohólicas y conducir, textear mientras se va al volante, el exceso de velocidad, el no respetar el derecho de vía, no ceder el paso, constituyen violaciones que por lo general -más aún por estas fechas- se acompañan de lamentos y noticias tristes, entonces hay que procurar evitarlas.

Nadie debe llamarse a engaño, conducir bajo los efectos del alcohol convierte al chofer en un asesino en potencia, y las estadísticas dicen que textear o hablar por teléfono cuando se está al volante es aún peor. 

Thanksgiving, celebrar la navidad, el fin de año, la llegada de las fiestas decembrinas no tiene nada que ver con lo anterior, es preferible celebrar en casa, tranquilo, cenar, bailar, cantar, disfrutar en familia o con invitados, y si es necesario salir pues antes urge adoptar las medidas precisas, designar a un chofer que se haga cargo de la situación.

Las llamadas fiestas decembrinas resultan marco idóneo para confraternizar, pasarla bien, poner adornos alegóricos, divertirse, reír, y todo ello está reñido con la irresponsabilidad, la negligencia, el comportamiento irrespetuoso.

Un buen regalo es que junto a las fiestas se contribuya directa o indirectamente a reducir la cifra de accidentes, hacer lo posible porque las estadísticas muestren otra cara... que bien celebrar sin tener pendiente de un hilo las malas noticias.

Tomar y manejar no se llevan bien. Ante la irresponsabilidad bien vale reflexionar para evitar tragedias.

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