Mitzi, la sacerdotisa

Por Reinaldo CEDEÑO PINEDA

   Amo el olor del limón, la resina de limón, el zumo de limón. Estoy en la ciudad de los limones, en Tecomán, en México. Voy al otro lado del mundo, a las arenas de El Real. Frente a las olas del Pacífico, vive Mitzi hace 40 años. Ha hecho de esta franja su propia isla. Dicen que es quiropráctica, que es masajista, que es terapeuta. Lo anuncian los carteles del pueblo. Y lo dice Teresa, con una sentencia inapelable.

   Sin embargo, todos se equivocan. No es que sus dedos no se muevan diestros por el eje del cuerpo, que no conozcan con exactitud los músculos, que no restaure el bienestar. Mitzi Aida García es una sacerdotisa. Posee la augusta serenidad de quien mucho ha vivido. Algo hipnótico se agazapa en sus gestos, algo de ausencia hay en su voz. Y sus ojos, sus ojos. Esa mirada que nunca se me va. 

    Traigo una tarde insólita en el recuerdo. Vuelvo a esta casa marinera una y otra vez. La estación radial 93.1 FM planta aquí su estandarte. Un chamán se pone sus arreos y me hace sostener un cuchillo de obsidiana: la roca vítrea, el verde ennegrecido, la piedra filosa de los náhuatl. Y de pronto, el programa “Cazadores de lo oculto” comienza a preguntar por los sucesos sin explicación, por esos lances esotéricos, por los misterios que uno jamás confiesa.

    Alguien habla de los relojes que se paran siempre a la misma hora, de las luces extrañas. ¿Yo qué puedo contar, sino de aquella dulce voz que tuve desde siempre y que sigo escuchando, tenazmente escuchando, aunque ahora falta?  

   Mitzi cruza las piernas, cruza las manos. Eduardo Calderón toma el micrófono: ¿Y si ahorita se aparece el gentil por la playa? ¿Y si viene hasta aquí? El gentil es un hombre-pez, un tritón, una leyenda nocturna de estas costas. Mizti se incorpora con vigor y le da la estocada: “Me lo cojo”… Recuerdo aquella risa, aquella carcajada. Coger en México es tener sexo. Vamos a un musical… 

     Mitzi nació en Cienfuegos, en el centro sur de Cuba. Aprendió su profesión en Norteamérica y hace mucho es la reina de El Real. Ella es de la realeza o de la rareza. O ambas. Si quieres saber su historia, sus casas te la cuentan en el libro De aquí pal Real, editado por el Gobierno del Estado de Colima-Secretaría de Cultura, en suelo mexicano.

 

   José Ángel Buesa es su conexión con Cuba. El inasible hilo, el hilo indestructible de la poesía. “Yo te amaré en silencio... como algo inaccesible, / como un sueño que nunca lograré realizar”… Y yo, en su propia casa, frente a las aguas del Pacífico, le regalo unos versos de Dulce María Loynaz “Cuando vayamos al mar / yo te diré mi secreto”… mientras alzan el vuelo los negrísimos ticús, mientras miro sus ojos, sus ojos. Esa mirada que nunca se me va.

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