“El Apache’ cambió su vida... Neuróticos Anónimos lo hizo otra persona

Por Roberto PELÁEZ

‘El Apache’, de Michoacán, México, tiene bien claro que creció en un ambiente en que predominaba el alcoholismo, mientras el abuso, el maltrato, se consideraban, dice, como algo muy normal, de todos los días, y para colmo, enfatiza, a los nueve años pierdo a mi madre, ese golpe hasta hoy lo siento, resalta. Todas esas cosas feas resultan una cadena que se arrastra, se extiende, y en mi caso pues desembocan en que desde muy temprano comienzo a tomar. A los 20, enamorado, me caso con una muchacha dos años mayor. Sí, tenemos ocho hijos, cuatro hombres y cuatro mujeres, agrega.

En 1979 llego a Texas y un año después me deportan por conducir sin licencia, en 1981 paso a California, eso de que me deporten y yo regrese para mi es como un juego, entonces sólo tomo, aun no conozco las drogas, recuerda.

Allá por 1983 regresamos a Michoacán para casarnos, prosigue, allí nacen los dos hijos mayores; en 1985 paso a Texas para mejorar nuestra situación económica, y junio de ese año me sorprende en California, me deportan en abril de 1986 y en junio me traigo a la familia. ?Mantenernos?

Trabajo en el campo, sé hacer de todo, yo soy un hombre de trabajo, piscando durazno sufro un accidente y casi pierdo una pierna, subraya.

A finales de los ‘80 conozco a un señor italiano, tapicero, él ve mi interés y me enseña todo lo que sabe, cuenta ‘El Apache’, ya en 1989 pongo mi propio negocio para tapizar asientos de carros, y consigo prosperar... por mi habla mi trabajo, tengo para eso talento y calidad. 

En el 2001, por el alcohol y las drogas lo pierdo todo, la desesperación se apodera de mi, el temor, la ansiedad, me veo en una situación difícil, en un mar de dificultades provocadas por mi proceder.

Abuso mucho de mi esposa y no tengo potestad para eso, nos divorciamos, no tengo que abusar, pese a ser víctima de las drogas y el alcohol, sé cuáles son mis derechos, nadie puede separarme de mis hijos.

Conozco a mi padrino, destaca, a la persona que me habla de Neuróticos Anónimos (NA)... hace unos cuatro años vengo a Las Vegas, sin conocer a nadie, me gusta sentirme libre, duermo en un albergue, bajo un puente, paso muchas cosas, usted sabe como es eso, un día veo un cartel, buscan a un tapicero en las proximidades de la Main entre Bonanza y Washington, comienzo a trabajar, gano bien, pero eso me dura unos pocos meses.

Un amigo me tiende la mano, hasta hoy le agradezco; en el grupo Paso a paso, de Neuróticos Anónimos encuentro alivio, recuperación emocional, desde hace 16 años no tomo ni consumo drogas, mi vida da un cambio tremendo, es mucha la diferencia, afirma sonriente. 

 

Lo primero es reconocer el padecimiento, tener una marcada voluntad por recuperarse, comprender qué significa: recuperación, unidad y servicio; en mi caso el programa me ayuda sobremanera, me cambia la vida, si antes la timidez me aplastaba, ni cobraba mi trabajo por esa timidez, trauma de infancia cuando no puedo ni hablar por temor al abuso, al maltrato... hoy gracias a Dios, al programa de Neuróticos Anónimos , a mi padrino, soy otra persona, mis hijos me visitan y se van contentos, orgullosos de su padre, vencedor de los demonios que tenía dentro.

 

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