Objetivos climáticos de París implican emisiones negativas

Por KARL RITTER, Associated Press

 

ESTOCOLMO, Suecia (AP) — Si los gobiernos se toman en serio los objetivos contra el calentamiento global aprobados en París, los científicos señalan que tienen dos opciones: eliminar de inmediato los combustibles fósiles o encontrar formas de deshacer el daño causado al sistema climático en el futuro.

 

Lo primero es políticamente imposible, ya que el mundo sigue enganchado al consumo de petróleo, carbón y gas natural. Eso deja la opción de una gran limpieza de la atmósfera a lo largo de este siglo.

 

Sin embargo, no hay referencias a eso en el histórico Acuerdo de París aprobado por 195 países el 12 de diciembre, lo que ha hecho que algunos expertos se pregunten sin los políticos comprenden las implicaciones de los objetivos que firmaron.

 

"Yo diría que es el aspecto concreto más grande que hay que resolver", dijo Glen Peters, del instituto de investigación climática Cicero en Oslo, Noruega.

 

Los científicos se refieren a este hipotético trabajo de limpieza como emisiones negativas, porque requiere retirar de la atmósfera más gases de efecto invernadero de lo que añaden los humanos.

 

Ahora mismo aportamos mucho, unos 50.000 millones de toneladas anuales, en su mayoría de dióxido de carbono producido al quemar combustibles fósiles para obtener energía.

 

Hay métodos para obtener emisiones negativas hoyen día, pero habría que escalarlas a un nivel que según los expertos pondría a la lucha contra el cambio climático en conflicto con otras prioridades, como erradicar el hambre. Aun así, para lograr los objetivos de clima de París no hay forma de evitar la cuestión, señaló Jan Minx, del Mercator Research Institute on Global Commons and Climate Change en Berlín.

 

"Mi opinión es que tengamos esta conversación", comentó. "Impliquémonos en el desarrollo de estas tecnologías. Tenemos que seguir aprendiendo".

 

El Acuerdo de París fue histórico. Por primera vez, todos los países acordaron combatir juntos el cambio climático, principalmente reduciendo las emisiones de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero.

 

Los gobiernos prometieron mantener el calentamiento global "muy por debajo" de los 2 grados centígrados (3,6 grados Fahrenheit) respecto a la era preindustrial. Pero incluso dos grados de calentamiento podría amenazar la existencia de naciones insulares situadas a baja altitud y que se enfrentan a la subida del nivel del mar. De modo que los gobierno acordaron intentar limitar el calentamiento a 1,5 grados C (2,7 grados F), que es medio grado por encima de la temperatura media global de este año.

 

Ese objetivo es tan ambicioso —algunos dirían improbable— que ha habido pocas investigaciones dedicadas a alcanzarlo. En París, los políticos pidieron a los científicos que empiecen a estudiar cómo puede hacerse.

 

Minx y otros expertos dicen que está claro que el objetivo no puede alcanzarse sin emisiones negativas en el futuro, porque la atmósfera se llena de gases de efecto invernadero tan deprisa que ya podría ser demasiado tarde para evitar el aumento de 1,5 grados centígrados en la temperatura.

 

"Llegamos tarde con la política climática. Tenemos que recuperar algo de tiempo", dijo Minx.

 

Eso supone permitir que el calentamiento supere los 1,5 grados de forma temporal y después reducirlo eliminando el dióxido de carbono, que atrapa el calor en la atmósfera.

 

La tarea sería ingente. Un estudio reciente señaló que habría que retirar cientos de miles de millones de toneladas de dióxido de carbono en la segunda mitad de este siglo.

 

Eso ha hecho que algunos científicos planteen polémicas soluciones de geoingeniería como fertilizar los océanos con hierro para que absorban más dióxido de carbono.

 

Pero los métodos más viables que se estudian hoy incluyen plantar más bosques, que absorben el dióxido de carbono de forma natural al crecer, y combinar bioenergía con tecnologías para capturar el dióxido de carbono.

 

La bioenergía procede de quemar materiales biológicos como árboles o cosechas. Eso supone cero emisiones netas, si el dióxido de carbono que se libera al quemar el árbol se ve compensado por el que absorbe otro árbol al crecer.

 

Sin embargo, si también se capturan las emisiones de la planta de bioenergía y se las sepulta bajo tierra, en la práctica se elimina dióxido de carbono de la atmósfera.

 

Aunque la tecnología existe, ha recibido poco interés de los políticos, según sus defensores. Sólo existe una instalación de biomasa a gran escala que utilice esta técnica: una planta de bioetanol en Decatur, Illinois.

 

"Se ha tratado como un campo de investigación esotérico, quizá innecesario", comentó Henrik Karlsson, que dirige Biorecro, una empresa sueca especializada en este proceso.

 

Los obstáculos son muchos. La tecnología de captura de dióxido de carbono es muy cara. Y después está la cuestión de encontrar lugares donde almacenar el dióxido de carbono una vez se ha atrapado.

 

Normalmente se inyecta en formaciones rocosas subterráneas, pero "a la gente no le gusta tener dióxido de carbono bajo ellos", dijo Peters. "No son sólo unas pocas toneladas. Son miles de millones de toneladas al año".

 

Otro problema es que para llegar a un punto en el que el método genera suficientes emisiones negativas para permitir el objetivo de 1,5 grados, la bioenergía tendría que ser una parte mucho mayor de la combinación energética global. Hoy supone sólo el 10%.

 

Sus detractores señalan que eso podría suponer convertir millones de acres de tierras de cultivo de alimentos en terreno para cosechas dedicadas a la bioenergía, lo que chocaría con el Artículo 2 del Acuerdo de París, que dice que la lucha contra el cambio climático debe hacerse "de una forma que no amenace la producción de alimentos".

 

Ahora mismo, la idea de conseguir emisiones negativas puede parecer un sueño. Los gobiernos siguen tratando de impedir que las emisiones récord sigan subiendo, al tiempo que permiten a países en desarrollo como India o China que expandan sus economías.

 

Oliver Geden, del Instituto Alemán de Asuntos de Seguridad e Internacionales, señaló que los objetivos aprobados en París no están acordes con las medidas que toman los países para limitar sus emisiones.

 

"Es muy fácil poner esta clase de objetivo", comentó. "Dada la historia de (las negociaciones climáticas de la ONU), no entiendo que todo el mundo se lo tome en serio".

 

Alcanzar el objetivo de 1,5 grados C es "bastante improbable", señaló Peters, e incluso el objetivo más alto de 2 grados podría ser difícil de alcanzar, y probablemente requeriría emisiones negativas.

 

"Es muy difícil ver que los dos grados vayan a seguir sobre la mesa a menos que tengamos algún avance tecnológico fundamental", señaló. "Simplemente hay demasiados intereses enfrentados".

 

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